Desde el mes de julio en adelante, comenzaríamos a pagar los aumentos de los costos de electricidad a lo largo y ancho de nuestro país.
Ello, porque las tarifas eléctricas estuvieron congeladas desde el año 2019, época de pandemia y estallido social.
Pero llegó el momento de pagar ese veranito de san juan, y como señalo, desde julio empezaríamos a pagar incrementos no menores en las facturas de electricidad.
Los incrementos fluctuarán, según los tramos de consumos de energía.
Para aquellos consumidores regulados que pagan cuentas de hasta $ 45.000, que casi en su totalidad son clientes domiciliarios, verían incrementadas sus boletas de hasta un 30%.
Para aquellos que consumen entre $ 45.000 y 65.000 tendrían un aumento de hasta 60%.
Y finalmente aquellos clientes que consumen más de $ 65.000, en su mayoría empresas y hogares de alto consumo, verían un incremento máximo del 50%.
Sin duda alguna que, sin perjuicio de los subsidios diseñados para los hogares más vulnerables, estos aumentos serán un golpe bajo todos, pero especialmente para las pymes.
Pero hay una buena noticia.
En la medida que el costo de la electricidad aumenta, mayormente se viabiliza el uso de las energías renovables, especialmente la solar fotovoltaica y la eólica.
Así es, en efecto, mientras la electricidad de las distribuidoras aumenta, la energía solar baja.
De hecho, actualmente, la energía solar le pisa los talones a la energía de los cables y postes.
Y no solo eso, sino que, además, la energía solar no contamina y es completamente autónoma de una red, es decir, nos da seguridad del suministro un 100%.
La energía solar y sus componentes principales, especialmente los paneles solares, han tenido importantes bajas en sus costos.
Actualmente, una inversión de un sistema solar fotovoltaico se recupera en el orden de 4 años o menos, dependiendo de la radiación solar del lugar y de los consumos del usuario.
En la medida que los valores de los equipos bajen y la eficiencia de los paneles aumenten, junto con sus precios (ya está ocurriendo), esos 4 años de recuperación bajarán a 2 y, altamente probable, antes del 2030 llegaremos a un período de recuperación de 1 año.
Es decir, haremos una inversión que significará que, dejando de pagar 1 año a la distribuidora, nuestros equipos se habrán pagado solos.
Hernán Cortez Baldassano, Ingeniero Civil
hcortez@enersa.cl