Llegamos a un caserón bien rústico y modesto, seducido por el rico olorcito a cazuela de cordero. Oh una delicia al paladar, con mucha enjundia y a punto de rebalsar. Pero había que seguir nuestra ruta, saludar a la Virgencita y recibir su bendición.
Todos los años, el día 16 de julio, el tranquilo y apacible pueblo de La Tirana, situado a 70 kilómetros al interior de Iquique y a 1.010 metros sobre el nivel del mar, se ve invadido por miles de personas, música y bailarines que lucen trajes multicolores.
El 16 de julio de 1251, la historia cuenta que la imagen de la Virgen del Carmen se le apareció a San Simón Stock, superior general de la Orden, a quien le entregó un escapulario, el principal signo del culto mariano carmelita. Con ello, le prometió que quien llevase este símbolo sería liberado del castigo eterno. Con los años, la devoción a la Virgen del Carmen se fue extendiendo por los países católicos del planeta y se fue asociando principalmente a los marinos y a todas las personas que trabajen en mar y que buscaban su protección.
La festividad es la mayor fiesta religiosa del Norte Grande de Chile y la más popular del país reuniéndose en este pueblo de alrededor entre 250 000 y 300 000 visitantes durante la semana de celebraciones. Durante varios días el silencioso paraje desértico de la precordillera se llena de ruidos, transitar de vehículos y de personas. Hombres y mujeres, en ceremonias que mezclan lo religioso con lo pagano, bailan día y noche al compás de estridentes trombones, bombos y matracas. La Fiesta de La Tirana, cuyo origen se remonta a la época de Diego de Almagro. La versión cristiana del origen de esta festividad se remonta a los escritos de Rómulo Cuneo Vidal, y habla de un amor imposible entre una reina inca y un prisionero portugués a lo cual le perdonó la vida, ya que se había enamorado de él.
La fiesta de La Tirana se celebra desde el siglo XVII. A partir de 1912, como parte de la chilenización se trasladó la celebración de agosto a julio, puesto que la celebración de La Tirana se celebraba justamente el mismo mes que las fiestas patrias bolivianas. Se cambió la Virgen de Copacabana de La Tirana por la Virgen del Carmen. Se dio privilegio como escolta de dicha Virgen a un grupo chino (creado en Iquique) lo que significó el enfado de curas peruanos que se mantenían en el territorio, y fueron obligados a abandonar el país. Se incluyó esta nueva festividad en el calendario chileno en un único día, el 16 de julio, evocando a la Virgen del Carmen, patrona del Ejército de Chile.
Antiguamente los bailes eran familiares como chunchos, pieles rojas, morenos y cuyacas. La primera Diablada boliviana, llegó el año 1958, y la primera Diablada que chilena fue creada por el señor, Gregorio Órdenes, «Goyo», y se llamó, Diablada Servidores del Carmen.
Saben, la cola era re larga, pero en la dulce espera, conversábamos con otros iquiqueños conocidos. Ya estaba cerquita de mi madrecita y cuando la tengo en frente; nuevamente la emoción me sobrepasa y lloro de alegría. Luego mi tío nos invita a comer unas sopaipillas con tecito para abrigar la cuerpa y nos avisa que es hora de regresar a Iquique. Vinimos sólo por un día, no como en años anteriores, donde las familias se iban con sacrificio en camiones con monos y petacas por una semana a acampar al monte «El Carmelo», bajo la inclemencia del sol y el frío de la madrugada sin luz y alcantarillado.
Oh, mis pasos se van alejando de la multitud ; de cantos; rezos; bailes y del sonido estruendoso del bombo tiraneño. Y pienso siempre porque extraño tanto a mi «Virgencita del Carmen» y al Pueblo de la Tirana, simplemente por fe, es ella la que aviva mi corazón cada 16 de julio y me recuerda que soy iquiqueña; que tengo identidad; que soy nortina hasta los huesos, que soy una hija de la pampa del tamarugal.
Sonia Pereira Torrico
Fotografía: Hernán Pereira Palomo