Nuevamente las challas y serpentinas le darán un multicolor aspecto al poblado de Chiapa durante la semana de celebración del carnaval. Chiapeños residentes en todo el norte grande, cumplirán con la tradición de volver a su terruño para festejar anata compitiendo en las “pandillas“ Manka Saya o Arak Saya.
El carnaval es una celebración a la Pachamama y Mallku Tata J’achura para bendecir la cosecha de febrero, marzo abril y mayo, así la lluvia permite que la cosecha se haga bien Cuando Tata J’achura se nubla llama el agua y eso hace que la lluvia moje la tierra y las plantas crezcan mejor.
La fiesta que se prolonga por una semana, comienza con el desentierro del carnaval el día domingo y finaliza el domingo siguiente, con la quema, entierro y despedida del carnaval.
Durante la celebración ambos bandos compiten en juegos de harina y agua, en el número de participantes, y quien posee los mejores versos y los mejores cantores y cantoras. Es en esta parte del festejo donde se intercambian coplas que contienen burlas hacia el bando contrario.
Durante el carnaval se escucha variedad de música folclórica resaltando las dianas, cuecas y trotes que interpretan tropas de lakitas y bandas de bronce, pero lo que más suena son las coplas que llevan un conjunto de estrofas tradicionales que son cantadas por un solista y luego las repite a coro el grupo.
En el pueblo son dos pandillas que juegan carnaval: Manka Saya (bandera blanca) y Arak Saya (bandera roja). El pueblo se divide así porque la calle Crucero marca la mitad de Chiapa y la gente que vive hacia abajo es Manca Saya y los de calle Crucero hacia arriba son Araq Saya.
El dirigente Francisco Roque cuenta que esa es una teoría, la otra teoría es que antiguamente cuando se dijo quién era Arak Saya se determinó que serían los que tenían mitas de aguas (que duraban un día) o que poseían tierras más grandes, “eso correspondía a la gente del sector más alto del poblado y las otras personas que contaban con menos cantidad de agua pasaron a ser Manka Saya”.
FESTEJO
El lunes es entrada de carnaval y se reúnen las 2 pandillas, cada una por su lado para iniciar a su recorrido por las empedradas calles lazando serpentinas, challas y harina. Tanto blancos como rojos interpretan los versos que son alusivos a la mujer, al hombre, a la tierra o al tata cura. Otras canciones son alusivas a tener una espacie de competencia en verso Manka Saya echa sus versos contra Arak Saya y los Arak Saya responden a “los de abajo”, pero todo en sentido jocoso ya que no hay rivalidad sólo el deseo de pasarlo bien.
Recuerda Roque que antiguamente en la plaza se reunían todos los pobladores a tirarse membrillos, “no existía el quiosco y participaban en la competencia de tirarse membrillos. Cada pandilla escogía sus cinco mejores tiradores y se sortea quién tiraba primero y los otros iban esquivando los frutos, era un juego como alegoría y lo tiros no iban a la gente, sino buscando darle al campanario”.
En la actualidad se deja el lunes y martes para lanzarle membrillo a la campana con una honda y hacer las competencias de cantos. El miércoles de ceniza es musical, resaltando las dianas, cuecas y trotes que interpretan tropas de lakitas y bandas de bronce, pero lo que más suena son las coplas que llevan un conjunto de estrofas tradicionales que son cantadas por un solista y luego las repite a coro el grupo.
Jueves y viernes hay descanso para volver el sábado a “tentación de carnaval” con los preparativos para el entierro.
La tradicional celebración se cierra el domingo con el entierro de carnaval y quema del muñeco para decir que se vaya lo malo y sea un año mejor. Muy temprano “Ño Carnavalón” (un vecino con máscara y disfraz) recorre el pueblo y entra a las casas invitado a participar en el cierre del festejo.
Cada comparsa llega bailando y cantando para iniciar el ritual de enterrar Carnaval, los participantes de las comparsas y sus acompañantes se desprenden de los restos de papel, talco y serpentina. Los oficiantes de las comparsas prenden fuego al muñeco y se produce el entierro del carnaval, si hay disfrazados se sacan los disfraces y las máscaras.
La música se detiene y luego de un breve silencio, se escuchan cantos para despedir el carnaval y despedirse del pueblo hasta el próximo año.
Los cantos del carnaval de Chiapa son conocidos internacionalmente gracias al grupo Illapu, que ha rescatado y difundido la cultura musical de esta localidad de la quebrada de Aroma, en la comuna de Huara. En 1978 estrenaron el espectáculo Encuentro con las Raíces, cantata escrita por Osvaldo Torres, donde incorporaron coplas del carnaval chiapeño. Fue en 1981, cuando grabaron el disco «El canto de Illapu«, que incorporaron de forma más extensa la música y versos que se escuchan en la localidad ubicada a 200 kilómetros de Iquique, en plena cordillera a más de 3 mil metros sobre el nivel del mar y custodiada por el volcán Tata Jachura. (Alberto Vargas Fuentes)