Cada 17 de noviembre se conmemora el Día del Bebé Prematuro, una fecha que nos recuerda la increíble fortaleza de estos pequeños luchadores y también de sus familias.
En Chile, se estima que un 12% de los nacimientos corresponden a partos prematuros. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), a nivel mundial, esta cifra asciende a 15 millones. Como profesional que trabaja la industria del cuidado infantil, he tenido el privilegio de conocer de cerca sus desafíos y victorias.
Ver a un bebé prematuro, tan frágil y pequeño, es una imagen que impacta profundamente. Pero, más conmovedor aún, es presenciar el amor y la dedicación inquebrantable de sus padres, verdaderos héroes que aprenden a navegar por un mundo lleno de incertidumbres y esperanzas.
En las unidades de neonatología se practica el «cuidado canguro», que consiste en ponerlos sobre el pecho de sus padres y significa una transformación en estos bebés. Es como si el contacto piel con piel les devolviera la seguridad del vientre materno. Y cuando finalmente llega el día de ir a casa, comienza una nueva etapa llena de desafíos y pequeñas victorias diarias.
Desde una industria dedicada al cuidado de bebés, nos enorgullece trabajar en productos que se adapten a las necesidades únicas de estos guerreros en pañales. Entendemos que cada detalle cuenta y puede marcar la diferencia en su bienestar.
En el marco este día, hago un llamado a la acción y la empatía. Cada uno de nosotros, desde nuestro lugar, puede apoyar a estas familias. Ya sea con una palabra de aliento, un gesto solidario o impulsando políticas de apoyo.
Los prematuros nos enseñan lecciones invaluables sobre la fragilidad y la fuerza de la vida. Nos muestran que el amor y la perseverancia pueden superar los obstáculos más grandes. Honremos su lucha, celebremos sus logros y comprometámonos a darles el mejor comienzo posible. Ellos, desde su pequeño espacio en el mundo, nos inspiran a ser mejores cada día.
Cristina Ibáñez, Gerente de Marketing para Chile de Kimberly-Clark
