La visita de Amal a la ciudad, una marioneta gigante de 3.5 metros que representa a una niña siria refugiada de 10 años, significó simplemente esperanza, de todos los niños perseguidos por la guerra. Es la antesala del fervor de los Iquiqueños por reunirnos en torno a la alegría, a la unión, al amor y la comunión con nuestros ancestros. Son tantas las alegrías que nos ha dado el puerto querido, que aún siento el paso presuroso de la madrecita morrina por acudir rauda y fugaz a los jardines de buganvilias de la Plaza Condell y recibir con bombos y platillos al grupo «Calichal» y su ¡viva ya!, ¡Reina del Tamarugal!.
El tata minero relataba que cuando sonó la campana que determinaba el fin de la pelea entre Arturo Godoy y Joe Louis, Godoy ya había hecho historia. En Chile la pelea llegó a través de la radio. En Iquique, el público se aglomeró en las afueras del diario «El Tarapacá». Se instalaron sendos parlantes para que la multitud arrumbada en el lugar pudiera oír la pelea. En un país donde nadie es campeón mundial de nada, Raúl Choque sale campeón de caza submarina, se vuelve en una pequeña estrella, todos lo celebran, incluso el Presidente, pues sucede en plena Unidad Popular. Si hablamos de natación, deporte sub acuático y waterpolo , nos referimos al iquiqueño Juan Belmar, el primer campeón de la travesía náutica del «Carnaval del Morro» en 1980. Causó furor la visita del famoso cantante Andy Gibb, cantando ni más, ni menos que en la casa de Tarzán… el Disney de los niños de la época. Iquique salió al mundo indefectiblemente y no nos habíamos dado cuenta. ¡Que lujo!, ¡que honor!, que alegría, una mega estrella se paseara en pleno paseo Balmaceda simulando a Hollywood de gringolandia.
Se estremece el corazón mío, mis queridos lectores, con la nostalgia viva de los abuelos pampinos y la dulce espera del Longino con los toros del Matadero, más las noticias fuera de las fronteras del dragón dormido. Los niños descalzos del Colorado o de la San Carlos colocaban utensilios en el riel, para que quedarán planitos por el tren.
¡Hoy por hoy!, los niños poblaron la ciudad con el regalo más esperado en esta navidad, la camiseta nueva de Deportes Iquique; la celeste y la roja del club Rápido de 1923.
Alegría ha brindado a manos llenas el gran amor de nuestras vidas, partiendo por la Copa Polla Gol de 1980 y participando con la clasificación a la Copa Libertadores 2025. No obstante, tengo un recuerdo guardado en lo más profundo de mi corazón celeste, momento épico, junto a mi padre en la Pampilla de Coquimbo y un penal de Taucare que nos llevó al olimpo y el fin de un viaje en tercera. Día inolvidable como hincha, viajando por tierra, de visita y con carabineros resguardando nuestras vidas.
Que tristeza siento también, un dejo de melancolía reflota en las memorias nortinas y en la mía. Los granitos de arena ya no revolotean con los pies de la juventud de antaño, sacando machas al ritmo del twist. Tampoco el regreso a casa pisando las sombritas con la bajada de la bandera. La necesaria confesión a diario de artistas y parroquianos en los despachos. La pérdida de la arquitectura salitrera y en consecuencia el barricidio, debido a la grúa de cemento. ¿Te acuerdas de algo más?, déjame en los comentarios.
En fin, y dale alegría, alegría a mi corazón, Iquique glorioso, especialmente en estos momentos difíciles, toda vez que en el trascurso de una semana, el Creador se ha llevado las almas de varios Iquiqueños de distintos medios y espacios.
El cielo se está poblando rápidamente por el halo del norte. La gente del puerto deambula huérfana en medio de la chusca del desierto, las gotitas salinas se confunden con el manantial sentido cubriendo los rostros. La señorial Baquedano está de luto desde calle J.J. Pérez hasta Serrano. Se extraña el saludo aquel que tanto les caracterizaba. La memoria nos queda, los momentos compartidos, las risas y las tristezas. ¡Pero la ausencia es dura carajo!, el vacío es grande e irremplazable. Y aunque nos duele decir adiós, también podemos encontrar consuelo, en los recuerdos, los momentos compartidos y en el amor.
Sonia Pereira Torrico
En memoria de Sergio Pizarro Pizarro (Checho), Manuel
Manolo Jiménez (¡Avísale!), Luis Villalobos Núñez (Luchito)
Fotografía: Ug -arte -Lira
