No nos dejó un retrato, pero si u a historia que debemos conocer.
Es uno de los personajes, que quizás se podría decir llegan por casualidad a vestir el uniforme militar, pero lo hace con tanta fuerza que lo hace parte de su piel.
La guerra del Pacífico ya llevaba un poco menos de dos años de desarrollo cuando Zócimo va a los cuarteles y es inscrito como ciudadano y se le da el honor de llevar el grado de subteniente porta estandarte del Regimiento de Artillería N ° 1.
Quizás seguía los pasos de su hermano mayor Hermógenes, quien se había enrolado en el Esmeralda a principios de 1880 y le debió contar lo vivido en las arenas de Tacna en la batalla del 26 de mayo de 1880 y eso debió encender su ardor patrio.
Lo que si sabemos a ciencia cierta es que, con la bandera de su unidad, casi junto cuando se enrola, zarpan de Valparaíso para participar en las batallas de Chorrillos y Miraflores que abrirían la puerta de la capital peruana y se pensaba todo listo para firmar la paz.
El 17 de enero, cuando la tranquilidad se había apoderado de las filas del ejército, hacen ingreso a Lima y en perfecto orden las tropas chilenas, y muchos en parte guiados por el estandarte del Artillería N ° 1 que portaba nuestro héroe.
Durante la ocupación chilena, se encontró siempre en Lima sin expedicionar, dejando la capital peruana al finalizar la guerra y ya como teniente de Artillería.
Nunca volvió a la vida civil, y a diferencia de su hermano que deja el ejército, Zócimo hace del uniforme su vida.
Lo volvemos a encontrar en 1891, ya en situaciones de guerra, en una civil ahora, contra sus propios camaradas de armas.
Había sido destinado a custodiar el puerto de Iquique, cuando el conflicto recién comenzaba, y así mismo fue de los primeros en derramar su sangre en defensa del gobierno de Balmaceda, muriendo en un enfrentamiento el 16 de febrero de 1891.
Ana Lucia Guillon Stevenson, su esposa, con quien se había casado en junio de 1890, no solo quedo viuda, si no que el hijo que esperaba nace 8 días después de la muerte de su padre. Primogénito y bautizado Zócimo como su padre, vive solo 3 días y deja de existir, dejando a su madre en la absoluta soledad.
Foto referencial
Un hombre solo muere cuando se le olvida…
Por Mauricio Pelayo