Como un problema que no tiene solución fácil y que podría corroer las democracias califica Pedro Anguita, exintegrante de la Comisión Asesora contra la Desinformación y académico de la Universidad de los Andes (UANDES), al uso de bots, trolls y proliferación de desinformación que se ha tomado la agenda política de la elección presidencial de este año.
Y es que, tras las acusaciones e interpelaciones entre los postulantes de este año a La Moneda sobre esta materia, el debate público también ha abordado la situación. En ese sentido, el experto comenta que “ha sido un tema que la circulación de contenido altera la información que debería existir en una sociedad democrática”.
“En principio, toda persona debería expresarse a través con su identidad real y poder ocupar las redes sociales, pero sabemos que estas permiten el anonimato. Hay muchas personas que ponen un avatar y no aparece su identidad, y son capaces de divulgar las mentiras y desinformaciones más abyectas que hay en el mundo, provocando odio”, indica, ante lo cual, comenta que “es un problema que tienen que lidiar las democracias y que nuestro país no ha estado ajeno a eso”.
De este modo, Anguita menciona que, al parecer, y a diferencia de otros comicios, en los de este año “viene con fuerza” en el debate la discusión sobre los problemas de la democracia y cómo la información es necesaria para la ciudadanía.
“En muchas dimensiones de nuestra vida social nos enfrentamos siempre a nuevos timos, a nuevas formas de delincuencia informática, pero bueno, obviamente, también no podía estar ajeno a todos los problemas que ha generado el mundo de Internet el campo político, el campo de la información política”, comenta.
¿HAY SOLUCIÓN?
Para el experto este problema se debe lidiar utilizando distintos mecanismos vigentes, como la denuncia, pero también se debe asentir a la regulación. No obstante, Anguita es enfático: “Yo creo que en ninguna parte del mundo hay una solución fácil, porque en el fondo aquí se podría afectar un afecto en una sociedad democrática que es la libertad de expresión”.
Finalmente, el académico sostiene que la problemática de la desinformación y el anonimato de estos emisores, a su juicio, “corroen la democracia”. “Yo creo que la vida social debería ser a cara descubierta y no estar escondidos bajo ningún tipo de disfraz digital. Yo creo que esto le hace mal a la democracia, pero parece ser que es algo que tienen que lidiar las democracias actuales”, sentencia.