- De acuerdo con la investigación, las mujeres concentraron los mayores niveles de estrés, una respuesta que se vincula con una mayor incidencia de estreñimiento. Casi un 40% de los alumnos presentó síntomas compatibles con síndrome de intestino irritable.
Seis de cada diez estudiantes universitarios declararon convivir con niveles moderados o altos de estrés, un estado emocional que mostró estar relacionado con síntomas gastrointestinales, incluyendo estreñimiento y mayor prevalencia de síndrome de intestino irritable (SII). Las diferencias por sexo fueron marcadas: las mujeres concentraron más casos de estrés elevado y mayor diagnóstico de este trastorno, tendencia que investigadores vinculan a factores tanto fisiológicos como conductuales.
Los resultados forman parte de un estudio desarrollado por investigadores y estudiantes de Universidad de Las Américas, pertenecientes a sus escuelas de Kinesiología y Nutrición y Dietética, ambas de la Facultad de Salud y Ciencias Sociales, y publicado en la revista Nutrición Clínica y Dietética Hospitalaria, que examinó la relación entre estrés percibido, SII y características de las deposiciones en 125 estudiantes de educación superior.
Ignacio Astudillo, Director del Magíster en Kinesiología Músculo Esquelética Aplicada de UDLA y autor principal del reporte, junto con la académica de Nutrición y Dietética, Macarena Massone, señaló que los resultados dan cuenta de una relación observable entre tensión emocional sostenida y funcionamiento gastrointestinal. En detalle, el 39,2% de los estudiantes presentó estrés moderado y un 22,4% alcanzó una clasificación alta. “Observamos asociaciones significativas entre el nivel de estrés y las alteraciones en la frecuencia y forma de las deposiciones, especialmente en quienes reportan niveles altos”, detalló el experto.
Los investigadores concluyeron que los participantes con niveles altos de estrés presentaban con mayor frecuencia heces producto del estreñimiento, lo que sugiere un vínculo entre tensión emocional sostenida y variaciones en el tránsito intestinal. Casi la mitad de los estudiantes declaró tener una frecuencia de deposiciones de una vez al día, aunque las alteraciones se concentraron en quienes reportaron niveles más altos de estrés, mayoritariamente personas de sexo femenino.
El síndrome de intestino irritable estuvo presente en el 38,4% de la muestra, con diferencias marcadas entre hombres y mujeres. Según la publicación, la prevalencia de SII fue mayor en mujeres (52,9%) frente a los hombres (30%). El estudio plantea que estos contrastes podrían relacionarse con factores fisiológicos y con distintas formas de experimentar y gestionar el estrés, lo que coincide con tendencias observadas en investigaciones internacionales.
“Los datos muestran que el entorno académico puede incidir en patrones que van más allá del desempeño. La forma en que los alumnos enfrentan la carga de estudios se refleja también en indicadores fisiológicos. Los resultados permiten orientar estrategias institucionales que integren la dimensión emocional y conductual, especialmente en grupos con mayor exposición al estrés”, añadió Astudillo.
Variaciones por edad, sexo y carrera
La investigación de UDLA mostró variaciones en la forma y frecuencia de las deposiciones según edad, sexo y carrera, lo que, según los autores, podría estar asociado a factores como el tipo de alimentación, los niveles de actividad física y hábitos de hidratación. En el caso de las mujeres, el estudio señala que “tendieron a reportar niveles más elevados de estrés en comparación con los hombres, y mostraron una mayor prevalencia del diagnóstico de SII”, en una relación que los autores vinculan a la activación de distintas áreas cerebrales durante ciclos de mayor tensión emocional.
Astudillo explicó que estos múltiples factores deben ser considerados por instituciones educativas en el diseño de medidas de apoyo. “El estudio ofrece información concreta sobre grupos más expuestos al estrés y sobre cómo se traduce en síntomas físicos, a fin de diseñar medidas más específicas en apoyo a la salud estudiantil (…) y orientar intervenciones que integren la dimensión emocional y sus repercusiones en la salud intestinal”.
Los autores advirtieron que aun cuando la relación entre estrés, SII y características de las deposiciones es estadísticamente significativa, ahora será necesario profundizar en los mecanismos fisiopatológicos que explican este vínculo. También plantean que futuras líneas de trabajo deberían analizar variables de estilo de vida y seguimiento prolongado para entender la evolución de los síntomas y una adecuada comprensión de los procesos biológicos involucrados, en un contexto de creciente interés en el vínculo entre salud mental y bienestar gastrointestinal en la población universitaria.








