A través del lenguaje no solo nos comunicamos. Desde siempre, esta herramienta nos ha servido para definir nuestra identidad, expresar nuestra historia o mostrar nuestra cultura. Es decir que, con el lenguaje, aprendemos y participamos en todos los ámbitos de la sociedad, ya que las lenguas e idiomas ayudan a preservar la historia, costumbres, ceremonias, celebraciones, memoria, formas únicas de pensamiento, significado y expresión. En este sentido, ese derecho de las personas a usar su lengua también es clave para reclamar su acceso a la educación, y desde ahí aportar a la construcción de sociedades más inclusivas.
Los pueblos indígenas fomentan y promueven culturas, costumbres y valores locales singulares que se han mantenido desde tiempos inmemoriales, y de esta forma contribuyen a la rica diversidad cultural mundial. Sin ellas, el mundo sería definitivamente un lugar más pobre. Por esta y otras razones las Naciones Unidas (UNESCO) decidieron dedicar el 2019 a las lenguas indígenas, a fin de alentar la adopción de medidas urgentes para preservarlas, revitalizarlas, promoverlas y mejorar la vida de quienes las hablan.
En la misma línea, es que la Junta Nacional de Jardines Infantiles, Junji cuenta que con un convenio con la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (CONADI), el cual nos permite potenciar el sello de educación inclusiva que se establece en los fundamentos de las bases curriculares y el referente curricular de la institución, el cual busca incluir a la diversidad cultural presente en las familias y comunidades que participan de los jardines infantiles, y en este caso específico los que están ubicados en la región de Tarapacá. En ese sentido, destacamos y valoramos la figura del Educador de Lengua y Cultura Indígena (ELCI), la que se establece en el convenio de inserción de lenguas indígenas y que es la figura central del programa, donde se activa todo el proceso bilingüe es el o la educadora tradicional una persona dedicada exclusivamente a la enseñanza de la lengua indígena desde el contexto socio-cultural. Esta persona debe ser hablante genuino de la lengua indígena, reconocido y validado por la comunidad, es decir la inserción de las lenguas indígena es tarea de todos en el jardín infantil. Sin embargo, ello no es labor fácil, dado que la enseñanza de la lengua indígena representa un reto pedagógico y social que involucra al o la ELCI y toda la unidad educativa y también a las familias.
Para ello este educador se comunica en su lengua materna durante la interacción cotidiana que se desarrolla diariamente en las aulas, patios, momentos de ingesta y de higiene, pero además han debido buscar otras estrategias contextualizadas culturalmente, en prácticas cotidianas ligadas principalmente a los alimentos, la música, los tejidos, el proceso del maíz, el proceso de la quinoa, entre otros, donde los párvulos tienen diversas posibilidades de aprender la lengua Aymara y desarrollar su autonomía progresiva, a través del juego y la exploración.
Finalmente, destacar que el o la ELCI también realiza talleres para las familias y los equipos educativos, con el fin de transmitir aspectos relevantes de la cosmovisión aymara, vocabulario básico Aymara, telar, entre otros de acuerdo a las particularidades de cada proyecto educativo, promoviendo así de manera que la lengua indígena, no sea sólo un vehículo de comunicación en el contexto educativo del aula, sino también en el contexto educativo familiar.
Dayanna Figueroa
Asesora Intercultural-JUNJI







