Uno de los objetivos del gobierno en temas de energía, es avanzar en la descarbonización, pretendiendo que Chile sea carbono neutral en el mediano plazo.
Esto significa que dentro de sus planes está lograr el cierre de ciertas termoeléctricas, para disminuir la emisión de partículas contaminantes.
Esta acción se enmarca en el cierre de 8 centrales a carbón, que el gobierno anunció en Junio de 2019, para que sean eliminadas del mercado en un plazo programado de 5 años.
Las centrales del plan de cierre son 1 en Iquique, 4 en Tocopilla, 2 en Puchuncaví y 1 en Coronel.
El 31 de diciembre recién pasado se cerró la Central Tarapacá de Enel, una gran noticia para el sector costero sur de Iquique.
Todas estas centrales ya tienen alrededor de 20 años de funcionamiento, y su existencia no tiene justificación alguna debido a que existen tecnologías alternativas a la quema de petróleo, como son la energía solar, la energía eólica, biomasa, geotermia, energía maremotriz y la combinación de ellas.
Junto con lo indicado, también existen sistemas de acumulación eficientes para cuando el recurso energético renovable no convencional no esté presente en el momento demandado.
Y Chile si que puede dar cátedra en materia de recurso energético renovable no convencional.
Lo hemos señalado, Chile dispone ERNC potencial para 20 Chiles, es decir una capacidad enorme para generar energía, e incluso exportarla.
En consecuencia, transitar hacia la descarbonización es una cuestión de voluntad del gobierno y de las empresas generadoras, ya que el recurso renovable está presente desde los inicios de la humanidad.
Se ha discutido mucho respecto de la profundidad y oportunidad de la medida, especialmente porque Chile dispone de magnitudes más que suficientes de recurso energético renovable que puede sustituir con creces a la termoelectricidad.
Pero también hay que entender que debe ser un proceso gradual, considerando las necesidades de respaldo y aseguramiento del suministro eléctrico.
La ciudadanía exige que este proceso sea más acelerado, a lo cual el gobierno de seguro no estará dispuesto por las razones antes indicadas.
Sin embargo, la celeridad del proceso si está en manos de la ciudadanía, la cual puede apurar el camino desde la decisión de cada individuo de descolgarse de la red y alimentarse energéticamente con sistemas energéticos renovables propios y autónomos.
Me refiero a sistemas de paneles solares y/o eólicos para que cada vivienda y empresa genere su propia energía, de manera autónoma e independiente.
La tecnología está probada y los precios de los equipos permiten rentabilizar la inversión.
Creo que finalmente la descarbonización, la verdadera descarbonización será hecha por los ciudadanos, en la medida que se den cuenta de que estamos en una situación óptima desde el punto de vista de los precios y los rendimientos de la tecnología.
Se podrá cerrar 2, 3 ó 5 ó 10 centrales termoeléctricas en plazos de 5 a 10 años, pero el impacto importante ocurrirá cuando los ciudadanos se descuelguen de la red, en forma definitiva.
Hernán Cortez Baldassano,
Ingeniero Civil U .de Chile








