Desde Marzo pasado Chile está viviendo una pandemia de impactos insospechados a estas alturas.
Tuvimos un primer período bajo un contexto de control, con cifras razonables y exitosas en relación a otros países del mundo.
Pero, lamentablemente, un cierto exitismo llevó a que la población interpretara que ya estábamos fuera de peligro, lo que sumado a las necesidades de la gente por trabajar y por comer, ha implicado que hoy estemos en niveles que ni en nuestros peores sueños los habríamos imaginado. Estamos a punto de liderar el mundo entero.
Pero, lamentablemente, no es la única pandemia que estamos viviendo, me refiero a la pandemia de la incontrolada delincuencia, la cual ha llegado al extremo de que ciertos antisociales matan por robar una mochila con dulces a un joven trabajador de 19 años, que venía de regreso a su casa desde su trabajo en un supermercado, seguramente por la necesidad de colaborar con su familia para mantener la economía de su hogar.
Es verdaderamente chocante ver un descontrol generalizado de la delincuencia. Y no es solo de hoy.
Revisando las cifras oficiales puede señalarse que el año 2019 hubo alrededor de 190 mil casos de delitos dentro de las clasificaciones de robos violentos, delitos con lesiones leves, graves y gravísimas, lesiones con armas y homicidios.
Ya no se sabe bien cuál pandemia nos está azotando de peor manera.
Y digo ya no se sabe mucho, porque además hay que adicionar a este cóctel de problemas, una tercera pandemia, cual es la pandemia que de alguna forma estaba subvaluada, me refiero a la pandemia del hacinamiento y de la pobreza.
En cantidad de contagiados con Covid ya hemos alcanzado cifras que superan los 230 mil contagios en total y 35 mil activos, y por otro lado, hemos alcanzado el récord no despreciable de 190 mil casos de delitos, lo que me hace cuestionarme entonces cuál es la verdadera pandemia.
La respuesta me parece clara, una es coyuntural y sanitaria, la otra nos afecta ya por muchos años en Chile.
Por la pandemia sanitaria se han conformado mesas de trabajo, de diálogo y de acuerdos importantes, que entre otras cosas se han traducido en apoyar al sector más vulnerable de la población con fondos directos a sus cuentas.
Sin embargo, sobre la pandemia de la delincuencia y la social vemos muchas acciones, pero sin resultados concretos, creo que llegó el momento también de tratar la pobreza y carencia oculta, junto con la delincuencia como una pandemia y que se generen (pero de verdad) las acciones que permitan eliminarlas con el mismo esfuerzo y sentido de urgencia que estamos empleando para vencer al Covid, es decir, todos juntos como una sociedad civilizada y los políticos, poder judicial y policías alineados bajo un solo objetivo común, superar la delincuencia de una vez por todas.
Analizamos día a día los contagios del Covid, incluso por todos los canales de televisión, por que no analizamos todos los días por los mismos medios la evolución diaria de la pobreza y la delincuencia, y que las autoridades responsables den cuenta respecto de que medidas se tomarán para empezar a bajar de una vez por todas estos vengonzosos guarismos.
Así como hoy estamos prontos a ser los campeones del Covid, por favor no empecemos a ser los campeones de la delincuencia y de la pobreza.
Hernán Cortez Baldassano
Ingeniero Civil U de Chile