Señor Director: Reapareció otra palabra más en el lenguaje de algunos que creen saber y sólo repiten como loros (con el perdón de estos plumíferos que tienen una habilidad para repetir e imitar con gracia una multitud de sonidos por su siringe).
Así como aparecieron (porque estaban y pocos lo sabían) los conceptos como problemática, empoderar, visibilizar, vandalizar, empatizar y todos los derivados aparecidos por aparatos tecnológicos a partir de internet y las redes sociales, consideradas por algunos como un basurero tan contaminante como el que más. ¡Ni tanto! ¿O más?
Con todo esto del estallido social para algunos e insurrección para otros, los políticos en algunos medios nacionales e internacionales han revivido y repiten la palabra deconstrucción por algunos que escucharon cantar el gallo y no saben dónde (“es que me deja bien, como intelectual”).
Este concepto lo sacó a relucir el filósofo alemán Martín Heidegger (Ser y Tiempo) en 1927 (tal vez otros estudiosos dirán que ya los chinos y los griegos la conocían, vaya uno a saber). Lo que se sabe es que este (Heidegger) comenzó a hablar de deconstrucción en sus estudios del método implícito en los análisis etimológicos de la historia de la filosofía. Así de claro. (¿Le queda claro a usted?) Hay un dicho popular que dice: Embolinar la perdiz.
Sigo. Más clarito, vendría a ser la deconstrucción algo así como el desmontaje de un concepto o de una construcción intelectual por medio de su análisis, mostrando así contradicciones y ambigüedades.
El tiempo sigue su marcha y apareció otro estudioso. Se llamó Jacques Derrida, francés de origen argelino, quien sistematizó su uso y teorizó su práctica. Él estimó esta traducción como más pertinente que la clásica de ‘destrucción’, en la medida en que no se trata tanto, dentro de la deconstrucción de la metafísica, de la reducción a la nada, como de mostrar cómo ella se ha abatido. Así de claro. Y admírese. Es que tiempo deben haber tenido.
Y ahora, en los tiempos difíciles y rápidos que corren, algunos politiqueros lo están usando con los fines que usted puede deducir.
Rosalía Lourdes Andrade Y.
(Foto referencial)
