La estrategia nacional de Hidrógeno Verde (H2V) impulsada por el ministerio de Energía proyecta que Chile podría producir este recurso con un costo menor a cualquier otro país. Esto nos pondría en una posición de vanguardia para abastecer la creciente industria sostenible en mercados internacionales.
Sin embargo, es esperable que el compromiso de sostenibilidad de nuestros “clientes” de H2V pertenecientes a la OCDE también se vea reflejado en privilegiar el consumo de otros bienes cuya traza de carbono sea reducida, lo que sin duda impactaría otros bienes exportables del país de no impulsar prácticas que mejoren la sostenibilidad de sus procesos productivos, como la minería del cobre, salitre, hierro y litio, entre otros.
Resulta clave promover un mejoramiento de las prácticas en materia de sustentabilidad e impacto ambiental en las industrias nacionales, que sean consecuentes con la estrategia propuesta. La minería nacional ha sido pionera y ha manifestado un fuerte compromiso en mejorar su cadena de suministro y reducir el impacto ambiental de su actividad, fijando metas para la reducción de sus emisiones de carbono. Este compromiso, sumado a la disposición del Estado a promover la industria del H2V, abre una oportunidad interesante en términos de flexibilizar al sector minero.
En particular, una alta disposición de H2V contribuye a la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero del sector minero (que ascienden al 21% del total de emisiones nacionales). Este consumo concentra un 66.6% en el uso de energía eléctrica y el tercio restante en emisiones directas asociadas a la quema de combustibles fósiles. En ambos frentes la producción local de H2V contribuye a alcanzar las metas impuestas a 2050 promoviendo la incorporación electricidad sustentable y proporcionar alternativas en materia de combustibles, reduciendo el consumo de combustibles fósiles.
Uno de los mayores desafíos en términos de combustibles es reemplazar el uso masivo del diésel, que se destina casi exclusivamente al transporte de materiales mediante camiones de extracción mineros (CAEX). En este aspecto, existe un profundo interés en tecnologías CAEX de bajas emisiones basadas en H2V. A nivel nacional, dos alternativas se encuentran en desarrollo en directa colaboración con el sector minero y el apoyo de CORFO: la utilización de sistemas de combustión duales hidrógeno-diésel (H2ICE) o el uso de accionamientos basados en celdas de combustible (FCEV).
Sin embargo, ambas alternativas aún requieren resolver numerosas vallas para su factibilidad técnico-económica, además de las asociadas a la cadena de suministro del H2V, de forma de capitalizar el potencial de Chile en liderar una minería sostenible. Este mismo beneficio se puede trasladar a otros sectores, creando una demanda importante de H2V y permitiendo pasar de exportadores de recursos naturales a exportadores de sustentabilidad. Bajo esta perspectiva, se podría ampliar el rango de aplicaciones del H2 gris (que es obtenido a partir del gas natural) en el corto plazo, fomentando la demanda futura de H2V.
Finalmente, se presenta la oportunidad de alinear estas iniciativas y explotar otro recurso abundante que busca una demanda sostenida: el capital de I+D+i nacional. Esto extendería los beneficios de la estrategia nacional más allá de un simple tema económico, energético o ambiental, y es una oportunidad para potenciar la formación de personal calificado, creación de nuevas industrias basadas en la circularidad, innovación de procesos y una vitrina sin precedentes para validar tecnología hecha en Chile.
Sebastián Rivera
Académico Facultad de Ingeniería y Ciencias Aplicadas
Universidad de los Andes