Cada día se acerca más la fecha en que los ciudadanos puedan ser autónomos energéticamente.
Más pronto que tarde los ciudadanos comenzarán a migrar a sistemas energéticos autónomos, en reemplazo de la red eléctrica normalmente conocida desde hace décadas.
Ello implica descolgarse de la red y comenzar a ser dueños y usuarios de sus propios sistemas energéticos renovables, en particular, sistemas fotovoltaicos y/o eólicos dependiendo del recurso energético renovable disponible a nivel local.
Las opciones tecnológicas disponibles actualmente son básicamente dos; me refiero a los sistemas conectados a la red (on-grid) y a los sistemas que utilizan apoyo con baterías (off-grid).
Cada uno de ellos dispone ventajas comparativas respecto del otro.
Por ejemplo los sistemas on.grid principalmente ahorran en la cuenta de electricidad.
Como contrapartida, los sistemas off-grid no solo ahorran sino que entregan total autonomía al consumidor, ya que tienen su respaldo energético en los acumuladores (baterías), es decir, lo que producen los paneles solares se acumula en las baterías de respaldo.
La aseveración está justificada no solo por la rentabilidad de este tipo de proyectos (recuperación de la inversión en menos de 6 años), sino que también por su potente desarrollo tecnológico.
Y vienen muchos más avances.
Me refiero a varias mejoras tecnológicas tales como el incremento del rendimiento de los paneles solares y la mejora en las capacidades de las baterías.
Estas mejoras tecnológicas implicarán que si actualmente un sistema domiciliario requiere de por ejemplo 6 paneles y 4 baterías, en el mediano plazo estos guarismos bajarán a la mitad, para un similar consumo energético en ambas opciones.
Al mismo tiempo que la cantidad de equipos será menor, también ocurrirá que los precios bajarán por razones de mercado, todo lo cual se traducirá en que un sistema que actualmente vale 100, la misma necesidad de proyecto costará 25.
Hernán Cortez Baldassano
Ingeniero Civil U de Chile