Señor Director: La Organización Mundial de la Salud (OMS), declara que la obesidad infantil es el mayor problema de salud pública del siglo XXI. Los niños con malnutrición por exceso presentan un mayor riesgo de desarrollar enfermedades crónicas no transmisibles como diabetes, hipertensión arterial, dislipidemias y enfermedades cardiovaculares, en la adultez.
Según la Encuesta Nacional de Salud (ENS) 2016-2017, en niños menores de 8 años se presenta una prevalencia de obesidad del 43,2%. Mientras que Informes del Mapa Nutricional de la Junta Nacional de auxilio Escolar y Becas (JUNAEB) muestra que en el período 2009 y 2018, la obesidad en prekinder, kinder, primero básico, quinto básico y primero medio ha presentado un incremento significativo, siendo mayor en quinto básico con una prevalencia del 27,7% (dato 2018).
Es por esta razón que una alimentación saludable junto a la actividad física en la primera etapa del ciclo vital es una herramienta fundamental para prevenir enfermedades en la adultez.
Se recomienda que el niño pase el menor tiempo frente al televisor, computar o juegos de play. Esto fomenta el sedentarismo y el consumo de alimentos poco saludables. Mantener las cuatro comidas principales al día, desayuno, almuerzo, once y cena cada 3 a 4 horas, además de incorporar una o dos colaciones saludables una a media mañana y/o a media tarde. La Asociación Internacional 5 al día, recomienda consumir diariamente frutas y verduras de distinto color, combinando amarillos, rojos, naranjas, verdes, violetas y blancos, por su aporte en antioxidantes, vitaminas y minerales, agua y fibra, contribuyendo a una alimentación equilibrada.
Yasna Muñoz Carvajal
Académica Escuela Nutrición y Dietética U. Andrés Bello