- Marisol Campillay, Académica de la Facultad de Arquitectura, Animación, Diseño y Construcción Universidad de Las Américas
- Guillermo Becar, Director Escuela de Artes Escénicas y Audiovisuales Universidad Academia de Humanismo Cristiano
La reciente no aprobación de las Bases Curriculares para 1° a 6° básico por parte del Consejo Nacional de Educación (CNED), ha vuelto a poner en discusión el lugar del arte en la formación escolar. En el caso de las artes escénicas propuestas para 3° y 6° básico, se valoró su aporte socioafectivo. No obstante, se observó la falta de referencias a experiencias pedagógicas nacionales e internacionales, complejidad en la aplicación docente debido a la redacción de los objetivos de aprendizaje, escasa presencia de metas vinculadas a la escritura dramática, y una débil progresión entre niveles.
Un punto crítico que emerge de este debate es la débil presencia de la pedagogía en artes escénicas. La formación docente en danza y teatro ha experimentado un retroceso con el cierre de algunas escuelas o programas. A ello se suma que las y los profesores permanecen invisibilizados en los sistemas de evaluación. La falta de evidencia para valorar su trabajo perpetúa la idea de que el arte está disponible para explicar otras asignaturas, y no como un campo autónomo de conocimiento.
Este contexto impide la discusión teórica y práctica propia de una pedagogía, por tanto, merma el diálogo entre creación y enseñanza. Es fundamental que el Estado establezca un sistema de trabajo con múltiples agentes para garantizar una propuesta consistente en artes escénicas. Chile cuenta con especialistas en curriculum y disciplinas artísticas. Ante ello, es esencial que las universidades que imparten carreras en el ámbito escénico asuman un rol activo y colaborativo, en coherencia con su responsabilidad social.
Todo lo anterior refuerza una idea central: la necesidad de fortalecer la formación temprana en artes desde la ejecución, creación y análisis, permitiendo a niñas, niños y adolescentes conectar con la praxis y su relación espacial, temporal y contextual. La creación no es un lujo estético, sino un modo de conocimiento. Elliot Eisner planteaba que el arte ejercita imaginación, sensibilidad y percepción, y las artes escénicas adquieren un rol definitorio al contribuir desde los cuerpos y sus actos.
La pregunta, entonces, va más allá de los planes y programas: ¿estamos dispuestos como país a garantizar que las infancias tengan acceso a la creación artística como parte esencial de la educación? Esto implica que el Estado asuma la responsabilidad de formar en artes desde una perspectiva estructural asegurando que infantes y adolescentes puedan desarrollar esas habilidades. Resulta primordial que se pueda reconocer que en la formación temprana de la creación artística se juega no solo el futuro de las artes y las culturas, sino también la posibilidad de una sociedad más crítica y plural.