Señor Director: Quiero contar que a mí no me ha dado ninguna ayuda el Gobierno. Nunca. Cero. Es decir, me tengo que chupar el dedo.
No califico para nada, según los mecanismos que tiene el Gobierno. Nunca me llegó ni una caja ni tampoco un termómetro ni alcohol gel. No califico.
Como siempre le hice empeño en mis 44 años de trabajo ininterrumpido, tengo una renta superior por un poquito a las 400 lucas. Vivo en mi casa que me costó sangre, sudor y lágrimas. Y sufro amenazas de embargo de la Tesorería por contribuciones atrasadas. Hasta que me privo de algunas cosas necesarias, y pago a duras penas.
Como soy jubilado y paso los 70 años mi pensión la gasto en la casa y en remedios. No me alcanza para ningún «desarreglo», como decíamos antes.
Respecto a las contribuciones como gran cosa me hicieron una rebaja. Es decir, no me las eliminaron, sino que debo pagar, pero menos. ¡A mi edad debo seguir pagando contribuciones hasta que desaparezca! Me pregunto: ¿Cuántos hay como yo? No como consuelo, sino porque sé que se sufre, pa’callao.
Pensar que yo le creía a los políticos, claro que a los de antes. Ahora ni… por ningún motivo. Y del color que sean. A los comunistas menos, porque a esos no les gusta trabajar, les gusta expropiar.
Lo único que le pido a Dios es que no me dé el covid y que jamás llegue a mi patria un gobierno como el de Venezuela. Ahí sí que sueno como guatapique.
F. G. I.