Nuestro país acaba de celebrar su nuevo aniversario 215 como nación Independiente y Republicana. Es de plena justicia tomarse dos días para hacer un alto en las actividades
diarias, celebrar, conmemorar y realzar estas efemérides. La comunidad del país en general, espera con particular ansiedad La Parada Militar. El acto estuvo perfecto. Todas las máximas autoridades se dieron cita. El Ejército inauguró el Desfile demostrando su alto grado de entrenamiento, con la puesta en escena de 21 militares Paracaidistas que, desde una altitud de más de 3.000 metros, se lanzaron al vacío de un Avión de guerra para caer sobre la loza del Parque O’Higgins y recibir los fervientes
aplausos del público presente. No era acrobacia, fue la puesta en práctica de un ejercicio bélico de estrategia rompe filas en el campo enemigo.
Escribir estas líneas siempre constituye para mí un privilegio. Fue una Parada Militar brillante, es un tremendo orgullo para los nacidos en este territorio. El Ejército y demás
instituciones de nuestras FF.AA., se lucieron con sus pasos marciales y gallardos. Las Bandas con sus Guaripolas, totalmente concentrados y movimientos sincronizados recreaban la valentía de sus glorias históricas. Dieron un verdadero ejemplo de disciplina y mística motivadora de los valores que se anidan en la esencia nacional.
En esta breve introducción, destacó al mismo Público que, muchas veces con un nudo en la garganta, se auto convocan en los sitios autorizados para ubicarse en primera fila, en el
perímetro del Parque O’Higgins. También, no quiero detenerme en otros aspectos del Desfile, porque la misma Prensa nacional, los ha cubierto en forma amplia y abundante.
Dicho lo anterior, en esta columna, deseo poner énfasis en la misma Historia de Chile. Como se trata de un Aniversario de nuestra Independencia, en forma oficial, nuestra cultura
del continente hispanoamericano, olvidamos e ignoramos el antepasado de nuestra nación.
La memoria histórica, la lucha de los pueblos Araucanos con Caupolicán y Lautaro. Quienes libraron las primeras guerras contra Pedro de Valdivia y su expedición colonialista
española. Para tomar un conocimiento cabal de esta guerra anticolonial, encontramos de primera fuente, los escritos de Alonso de Ercilla y Zúñiga, el poema épico La Araucana, donde se rescata la indomable la valentía de los Araucanos y Mapuches. Es una gran obra literaria escrita con rigor sobre Chile. Contrariamente, otro poeta nacido en nuestras tierras, Pedro de Oña, escribió “Arauco Domado” alabando los méritos del Conquistador, especialmente de García Hurtado de Mendoza; quién encomendó esta obra al mencionado letrado.
Cómo podemos analizar, la historia se va escribiendo, según los puntos de vistas e intereses de las personas con la verdad, los objetivos y su relación con el poder. Así,
tenemos escritores de la Conquista, la Colonia, de la Guerra de Arauco, que nos dan luces de las vicisitudes y vivencias del siglo XVII y XVIII.
Hay una potente literatura, que dependió sobre todo de escritores cléricos y militares. Particularmente destacables son las obras de algunos Jesuitas. Todo es cuestión de buscar conocimiento y sentir la pasión por nuestra Historia. A veces, no se mira o no tenemos acceso a estas fuentes literarias. Tal vez, sea cierto que se nos niega esta
cultura, porque en la ignorancia se cometen los mayores abusos en contra de las mujeres y hombres de nuestra patria. De lo contrario, cada Escuela básica, Enseñanza media,
Técnica y Universidad, los libros y prolíficas obras, tendrían una Sala Especial de lectura, con una Biblioteca de última generación donde nuestra Historia, sin ninguna clase de
impedimentos, se encuentre al alcance del estudiante y de todos nosotros, el pueblo.
Miren ustedes, uno de los procederes de la Independencia, fue nada menos que Camilo Henríquez. Fundó en 1811 el primer periódico “La Aurora de Chile”. Su historia personal
es muy notable. Un sacerdote que estuvo presente en los sucesos políticos y militares de la época. Intervino en la redacción de la Constitución.
Este 18 de Septiembre 2025, por supuesto que se le rindió Glorias a nuestro Ejército y a otras instituciones de las FF,AA. También, festejamos con las famosas Ramadas y Fondas
nuestra Independencia. Ser parte de estas celebraciones y tradiciones, nos dan un nuevo aire libertario y humano. Sin embargo, pienso que Chile, en su larga geografía, es mucho
más que un brillante Desfile, de juegos, que una cueca, de baile alegre, de chicha, anticuchos y empanadas. Por favor, que no se mal entienda no se trata de minimizar sus
importancias. A cada cual, su merecido reconocimiento.
Cuando hablamos de nuestra Independencia deberíamos ser más profundos. Me resulta chocante el reduccionismo académico simplista. Se limitan a la cronología solamente desde la Primera Junta de Gobierno de 1810 en adelante. Siendo una gran verdad, anteriormente a esta fecha me pregunto ¿No existían otros patriotas? En tal perspectiva,
no se puede negar que la lucha por nuestra Independencia tiene sus orígenes en nuestros pueblos originarios. Sí estoy equivocado, Ud., amigo/a lector, me corrige. Ahora me pegaré un salto largo. Creo que toda nuestra naturaleza, clima y geografía, describen al Chile contemporáneo. Manteniendo en alto su Bandera, el Emblema de nuestro Escudo y la hermosa Canción Nacional. Sumemos al heroísmo de Prat, a la guerra del Pacífico, la música, la poesía, la arquitectura civil y religiosa, medios de comunicación, deportes, empresas y trabajadores. En fin, junto a otras numerosas Instituciones sin fines de lucro, sellan la identidad de los chilenos. En la política también hay quienes dejaron sus nombres escritos en la Historia, pueden de ser o no ser del gusto del lector/a, como: Diego Portales, José M. Balmaceda, Salvador Allende y Patricio Aylwin. En otro plano, puedo destacar a Gabriela Mistral y Pablo Neruda que le dieron dos Premios Nobel al país. En este apretado compendio de Chile, se me quedan nombres de valiosas instituciones que realizan su servicio sobre la base del bien común. Asimismo, personas solidarias que de corazón siempre están ayudando al prójimo de manera altruista. Por hoy, los dejo.
Gracias.
Nelson C. Mondaca Ijalba
nmonijalba@gmail.com