Desde hace pocos días atrás, Chile tiene un muy importante evento entre sus manos.
Recientemente, durante el desarrollo de la Cumbre para el Cambio Climático que se desarrolla en Polonia, Chile fue elegido como sede para la Cumbre COP 25, a desarrollarse en Enero del 2020.
La designación se encuentra enmarcada en un proceso que se ha venido dando respecto de la realización de las cumbres, materializadas desde hace muchos años, pasando por la penúltima COP23 realizada en París y ahora la COP24 efectuada en Katowice, Polonia.
El desafío es de gran magnitud, ya que el problema de cambio climático es muy grave, no solo por los impactos que está teniendo en nuestro planeta, sino que también porque hay un grupo de países que lo reconocen y otros que no, entre éstos últimos podemos mencionar a USA, Rusia,China y países Árabes.
Además, el tema se complejiza porque existen impactos de difícil visualización y proyección, tales como el impacto que tiene la aparición del Presidente Bolsonaro de Brasil y el efecto de los chalecos amarillos de París.
Lo que está absolutamente claro, es que la temperatura ya aumentó 1° C respecto de la era preindustrial y las emisiones de gases de efecto invernadero se dispararon un 2,7% en el año 2018.
Este complejo panorama complica a los países más vulnerables, quienes están empeñados obviamente en que los acuerdos de lasCOP´s sean más efectivos y apunten derechamente a la solución del problema.
Y más que nada, que sus impactos no sean cuestionados por los países mayormente industrializados.
Al respecto, existen países que a través de estudios intentan justificar que la problemática no está radicada en la forma en cómo estos países se desarrollan.
Lo anterior, a pesar de que el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) ha demostrado la existencia de los efectos nocivos que ha generado el desarrollo, en la forma que hemos conocido hasta el momento.
En este contexto, las energías renovables no convencionales (energía solar fotovoltaica, térmica, eólica, geotérmica, maremotríz) tienen un rol de la mayor relevancia, porque sus tecnologías no emiten gases de efecto invernadero, y por lo tanto, pueden colaborar ampliamente a resolver el calentamiento global.
Las tecnologías están, han demostrado ser eficientes, efectivas y económicas, lo que falta es profundizar medidas y acciones que provoquen que éstas se implementen y apliquen a nivel masivo.
HernánCortez Baldassano, Ingeniero Civil U de Chile.
ENERSA