Con la edad, se suman varios factores que pueden afectar el buen dormir, las etapas más profundas del sueño disminuyen, lo que conlleva a que los adultos mayores se despierten con más facilidad durante la noche y más temprano en la mañana. Por eso, muchos duerman menos y, en algunos casos, mal. Según las pautas de grupos internacionales de expertos, los adultos mayores deben dormir entre 7 y 8 horas.
Pero la cantidad de horas no es lo más importante, lo fundamental es que el sueño sea reparador. Por eso, cuando esto no ocurre y la persona se encuentra somnolienta o cansada durante el día, es importante consultar con un especialista, ya que dormir mal en esta etapa puede afectar la memoria, la concentración y el ánimo, lo que disminuye el rendimiento intelectual y físico. Asimismo, puede perjudicar la presión y función metabólica, además de aumentar el riesgo de sufrir problemas cardiovasculares. Por lo tanto, es importante seguir la siguiente pauta:
- Mantener horarios regulares y tener rutinas al acostarse.
- Hacer actividades al aire libre, especialmente, al final de la mañana y después de almuerzo.
- Quienes se acuestan y despiertan muy temprano, se benefician especialmente con actividad al aire libre después de la hora de almuerzo (con mucha luz ambiental).
- Hacer ejercicio regular, idealmente, antes de las 17:00 horas.
- Limitar las siestas.
- No acostarse sin haber comido. La cena debe ser liviana o, al menos, consumir una colación para no dormirse con el estómago vacío.
- No ingerir cafeína más tarde de la hora de almuerzo (evitar, por ejemplo, el té, café, mate, bebidas cola, chocolate).
- Usar el dormitorio para dormir y para la vida sexual, no para actividades como comer, ocio, ver televisión o usar el computador, entre otros. (Fuente: Confuturo)