La cirugía está recomendada en las personas que sufren cuadros recurrentes más de tres veces al año, así como en pacientes roncadores.
En su función como la primera barrera frente a los agentes patógenos que penetran por la vía bucal, las amígdalas pueden sufrir episodios de infección, inflamación y dolor. Cuando estos cuadros se hacen frecuentes sin que los medicamentos entreguen una solución definitiva, el tratamiento recomendado es la extracción de este tejido linfático.
El procedimiento quirúrgico para aliviar las amigdalitis severas es considerado habitual en niños entre dos y siete años, y posteriormente se aplica con una frecuencia cada vez menor, al punto que menos del 10% de estas cirugías se realiza en personas mayores de 18 años. Sin embargo, esta vía representa una solución efectiva para el grupo de pacientes afectados por los trastornos más graves.
«Por lo general, la necesidad de realizar esta intervención en adultos se debe a una amigdalitis crónica, o a problemas de pacientes roncadores que sufren apnea del sueño por hipertrofia de esa área, lo que es más habitual en hombres con edades entre 30 y 50 años», explica el doctor José Abiuso, otorrinolaringólogo de Clínica Alemana.
¿Qué características de esa infección hacen recomendable la solución quirúrgica?
En episodios con infecciones recurrentes –más de tres o cuatro veces al año–, que evolucionan con fiebre, compromiso del estado general y mucho dolor, lo que significa un problema en la calidad de vida si se repiten con frecuencia. Otros factores que se toman en cuenta son la presencia de abscesos en la zona de las amígdalas, dificultad para tragar y halitosis o mal aliento.
¿Qué causa las amigdalitis crónicas?
Ocurren como una reacción frente a gérmenes patógenos, pero también pueden inflamarse por causas inmunológicas y por otras de origen todavía desconocido.
¿Cuál es el procedimiento para extraer las amígdalas a un adulto?
Luego de un ayuno de ocho horas, la intervención –que dura menos de 60 minutos–, se realiza con anestesia general. Si el paciente es operado en la mañana y no presenta hemorragias posteriores, debería ser dado de alta esa misma tarde siguiendo luego un tratamiento de antibióticos y analgésicos, pudiendo regresar a su actividad laboral en diez días. No obstante, y a diferencia de lo habitual en los niños, los adultos pueden presentar un mayor nivel de sangramiento y dolor posterior.
¿Cómo evoluciona el postoperatorio de una amigdalectomía?
Aproximadamente, a los siete días de realizada la extracción de las amígdalas, se desprende del paladar una escara que cubre la zona intervenida, lo que podría producir un poco de sangramiento. Pero una semana después, ese sector debería haber cicatrizado completamente.
¿Qué otras molestias se pueden presentar?
Una de las principales puede ser un dolor al tragar, el cual puede irradiarse al oído. Para evitarlo, se recomienda no ingerir alimentos que raspen la garganta, seguir una dieta blanda fría hasta el tercer día (como papillas, helados, jaleas y yogures), continuar con comidas blandas tibias (sopas o pastas) hasta volver a la dieta normal al décimo día. Además, hay que evitar la actividad física por dos semanas y no realizar higiene dental en la parte posterior de la boca.
¿Existen nuevas técnicas para extirpar las amígdalas?
Hay técnicas diversas y novedosas como láser y radiofrecuencia, entre otras. Pero el procedimiento clásico –la extirpación completa del tejido amigdaliano– es tan simple y seguro que, en definitiva es la usada por la mayoría de los cirujanos.
Tras la operación ¿qué posibilidad existe de que reaparezcan las amigdalitis?
Si bien el hecho que queden residuos normalmente no implica ningún problema, en algunos pacientes estos restos se infectan originando cuadros parecidos a una amigdalitis.
¿Las defensas del organismo quedan disminuidas si se extraen las amígdalas?
La extirpación no significa un menoscabo de la función protectora, ya que ésta es reemplazada por el tejido linfático que existe en la mucosa faríngea. (Fuente: Clínica Alemana)