Sr. Director: La salud mental materna continúa siendo una deuda del sistema sanitario chileno. Durante el primer año tras el parto, una de cada cinco mujeres presenta depresión y cerca de la mitad experimenta síntomas de ansiedad, de acuerdo con la Revista Chilena de Pediatría (2021). A pesar de estas cifras, Chile mantiene una de las inversiones más bajas en salud mental dentro de la OCDE, lo que restringe la detección temprana y el acceso a tratamientos oportunos.
El puerperio es un periodo de alta vulnerabilidad que exige redes de apoyo y equipos de salud capacitados. Aunque el modelo de atención en el sistema público contempla un enfoque comunitario, su aplicación práctica sigue siendo limitada y condicionada al sistema de salud que se posea; por otro lado, no responde a las necesidades específicas de las madres en esta etapa. La consecuencia es un aumento de crisis emocionales y un impacto directo en el bienestar de madres y sus hijos/as, con efectos que se extienden a la futura salud mental de ese infante y a su entorno familiar.
Resulta imprescindible fortalecer las redes de apoyo y la formación de equipos de salud para garantizar un puerperio seguro. No se trata de un problema privado: la salud mental materna es un componente esencial del bienestar social y de la protección de la infancia.
Mary Eugenia Gutiérrez
Directora Ejecutiva
Fundación La Comunidad de la Leche