¡Qué duda cabe que la práctica del “dedazo”, originaria de la política mexicana del siglo XX, se ha introducido en Chile! La designación de Paula Narváez como precandidata presidencial del Partido Socialista respondió a la voluntad indisimulada de Michelle Bachelet, quien al ungirla de esta forma liquidó inmediatamente las aspiraciones de otros políticos de su partido.
Con este acto de autoridad, la representante del bacheletismo se impondrá muy previsiblemente como carta de la centroizquierda en las primarias presidenciales de julio.
Pero Narváez no es la única figura que responde a esta forma intempestiva de designación de candidaturas. Con un origen menos transparente, pero respondiendo a una clara estrategia política, ha surgido la candidatura de Sebastián Sichel como posible candidato de la centroderecha.
Y por si fuera poco, la designación de Ignacio Briones por parte de Evópoli tampoco escapa a esta lógica de candidaturas “express”, que a lo menos amenazan la opción de políticos de larga trayectoria, como Lavín, Matthei, Heraldo Muñoz, Vidal o el mismo Daniel Jadue.
Hay que reconocer, en todo caso, que con el siglo XXI se terminaron las carreras políticas prolongadas que tenían como culminación la Presidencia de la República, ejemplificadas en Alessandri, Frei Montalva, Allende o Aylwin.
Frei Ruiz Tagle y Bachelet se impusieron con mucha mayor rapidez, el primero por descendencia y la segunda por impacto mediático.
Pero los actos de designación que acabamos de observar sí son nuevos y aportan una dosis adicional de incertidumbre a la política nacional.
Jorge Gillies
Académico de la Facultad de Humanidades y Tecnología de Comunicación Social, UTEM
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