Uno de los objetivos recientes del gobierno en temas de energía, es avanzar en la descarbonización, pretendiendo que Chile sea carbono neutral en el mediano plazo.
Totalmente de acuerdo y muy necesario por lo demás.
Esto significa que dentro de sus planes está lograr el cierre de ciertas termoeléctricas, para disminuir la emisión de partículas contaminantes.
Se ha discutido mucho respecto de la profundidad y oportunidad de la medida, aludiendo a que las termoeléctricas debieran desparecer en el más breve plazo.
Aclaro que yo opino lo mismo, especialmente porque Chile dispone de magnitudes más que suficientes de recurso energético renovable que puede sustituir con creces a la termoelectricidad.
Pero también hay que entender que debe ser un proceso gradual, considerando las necesidades de respaldo y aseguramiento del suministro eléctrico.
La ciudadanía exige que este proceso sea más acelerado, a lo cual el gobierno de seguro no estará dispuesto por las razones antes indicadas.
Sin embargo, la celeridad del proceso si está en manos de la ciudadanía, la cual puede apurar el camino desde la decisión de cada individuo de descolgarse de la red y alimentarse energéticamente con sistemas energéticos renovables propios y autónomos.
Me refiero a sistemas de paneles solares y/o eólicos para que cada vivienda y empresa genere su propia energía, de manera autónoma e independiente.
La tecnología está probada y los precios de los equipos permiten rentabilizar la inversión.
Creo que finalmente la descarbonización, la verdadera descarbonización será hecha por los ciudadanos, en la medida que se den cuenta de que estamos en una situación óptima desde el punto de vista de los precios y los rendimientos de la tecnología.
Se podrá cerrar 2, 3 ó 5 ó 10 centrales termoeléctricas en plazos de 5 a 10 años, pero el impacto importante ocurrirá cuando los ciudadanos se descuelguen de la red, en forma definitiva.
Como lo he señalado anteriormente, sin perjuicio de lo que haga el gobierno y/o las empresas productoras de termoelectricidad, la solución definitivamente está en manos de la ciudadanía.
Hernán Cortez Baldassano,
Ingeniero Civil U de Chile








