Este fin de semana, después de ocuparme de las tareas de rutina diaria, concurrí como invitado a la actividad especial que prepararon prolijamente y con esmero las Educadoras de Jardín Infantil y Sala Cuna Anatiri en celebración del Día de las Madres. La gran mayoría de las asistentes a esta actividad preescolar, eran jóvenes Madres trabajadoras.
Los cielos de nuestro Iquique, estaban radiantes de sol. Un clima donde uno respira tranquilidad y amor por la bendita naturaleza. La frescura del Océano Pacífico de las orillas de nuestras bellísimas costas del Barrio Colorado y del Puerto, nos invita a una meditación con el atardecer de azulados cielos alegres. A la distancia, allá en el horizonte distante, se divisa la Zofri.
Amigos/as, creo que no es necesario discutir sí es un día de mercado. Los importante es el fondo de la efeméride. Es decir: “El día de las Madres”. Como ya sabemos la costumbre en nuestro país, para conmemorar esta fecha, comercialmente es el segundo domingo del mes de Mayo. La pregunta que nos deberíamos hacer ¿Por qué un día y no todo el año?
Todos tenemos una experiencia que contar. Nadie puede ser tan ingrato para olvidar el sacrificio y el amor de una Mamá. Siempre quieren lo mejor para nosotros y están dispuestas a hacer cualquier sacrificio por sus hijos e hijas. Especialmente, por darnos una mejor vida, de felicidad y de una educación muy superior a la de ella.
Es un camino muy largo, que pasa por varias vertientes, ríos y tempestades. Cuando ellas, nuestras amadas Madres, se dan cuenta que hemos crecido, todavía seguimos siendo, sus eternos regalones, a pesar de que ya tenemos alas y volamos nuestros propios destinos.
Más de alguien me dirá, con razón o sin ella, hay Madres y Madres. Está bien. No quiero justificar a nadie. Como sea, cada Madre merece el mayor de los respetos y el amor de sus hijos e hijas. A medida que pasa el tiempo, una luz se enciende dentro de nuestros corazones. No se ve porque no sale a flor de piel. Pero esa luz se hace más evidente, es mucho más fuerte, se expresa a cada segundo de nuestra efímera existencia.
Cuando necesitamos fortaleza, un aliento de fe y un fuerte abrazo maternal, hace que los tormentos y lágrimas, se conviertan en un abrir y cerrar de ojos, en verdaderos encuentros de nuevas esperanzas. Nuestras mejores lecciones de la vida provienen de su ejemplo de humildad y sufrimiento. Muchas veces, se ponen delante de los problemas, no importa su gravedad, ahí están dando la cara y trabajando por sus hijos. En familias numerosas y vulnerables, su labor de ama de casa es multifacético. En una sociedad machista como la nuestra, a pesar de todos los avances sociales, culturales y políticos, no pocas veces se le trata de someterla a un nivel de escarnio humano.
Hoy por hoy, muchas de estas Madres son grandes profesionales y académicas, abogadas, emprendedoras, empresarias, dueñas de casa, vendedoras, enfermeras, guardias, militares, choferes, etcétera. Son vitales para la solidaridad y el bienestar de nuestra sociedad.
Por esta gran razón, por medio del presente medio de comunicación, me atrevo a rendir este humilde homenaje a todas las Madres de nuestro Iquique, de Zofri y de todas las regiones de Chile. Nada, que tengan un bonito día y mejor semana. Muchas felicidades. Siempre sean ustedes mismas. Nunca bajen la guardia. Mantengan el espíritu y valentía de lucha; vuestro intenso cariño sea como el agua que tomamos todos los días.
Amigos y amigas lectores, que tienen la dicha de verla con vida, pues, trátenla con cariño y amor. Un gesto amable no cuesta mucho. Si puede ser hoy, mucho mejor. Ellas, no esperan nada, no siempre reciben un reconocimiento, más allá de los presentes que la incomodan, lo más valioso son las palabras sentidas, una pequeña oración de gratitud, un beso o una acaricia, significan que su obra, al igual que una semilla, da fruto sempiterno. Siempre deberíamos tratarla como una verdadera ejemplar Reina. Otras Reinas, ya no están con nosotros (Q.E.P.D.), pero que viven como heroínas en nuestras memorias. Ahí, la tenemos en el más hermoso altar de nuestros pensamientos. Que mejor bálsamo para estos días inciertos y complejos, en esta linda fecha, son las palabras de Gabriela Mistral:
“En la tierra seremos reinas,
y de verídico reinar,
y siendo grandes nuestros reinos,
llegaremos todas al mar”
Por ahora, los dejó. Me espera una importante reunión de familia. A mi hermana mayor Carmen, que siempre fue una segunda gran Madre. Hoy descansa en paz… ¡Muchas Gracias!
Nelson C. Mondaca Ijalba
nmonijalba@gmail.com