Hace poco se celebró el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo, el cual es impulsado a nivel global por la Organización Internacional del Trabajo (OIT), con el objetivo de promover la prevención de accidentes y enfermedades, además de mejorar las condiciones laborales.
Los nuevos desafíos se centran en los cambios en las prácticas, las variaciones demográficas (por ejemplo, el envejecimiento de la población en los países desarrollados), la irrupción de tecnologías como la digitalización y la automatización, además la preocupación por la preservación del medio ambiente. Todos aspectos que están generando nuevos riesgos en salud mental, aumentando trastornos tales como la ansiedad y depresión.
En la actualidad, la siniestralidad laboral continúa siendo un problema de salud pública de primer orden que exige que el Gobierno impulse políticas públicas activas y aumente las medidas de control para evitar la explotación. Según datos entregados por la OIT, aproximadamente un 36% de los trabajadores tienen una jornada excesiva (más de 48 horas semanales), lo que contribuye a problemas de seguridad y salud en su empleo. Además, cada año mueren 2,4 millones por enfermedades ligadas al trabajo y 374 millones sufren accidentes laborales en los que fallecen unas 380.000 personas, según cifras de 2017.
Si a los accidentes fatales les sumáramos el número de trabajadores fallecidos sin que sean registrados por las estadísticas oficiales, como es el caso de los informales, por cuenta propia o inmigrantes, las cifras serían más elevadas aún, una realidad que no deja de preocupar.
A nivel local el panorama no es diferente, de acuerdo con datos de la Asociación Chilena de Seguridad (AChS), las enfermedades profesionales de salud mental han presentado un crecimiento de 51% en los últimos cuatro años, al pasar de 1.145 casos en 2015 a 1.733 el año pasado. Entre las principales regiones afectadas, la Metropolitana concentró el 68% de los casos en el 2018, seguida por la del Biobío (8%) y O’Higgins (3,6%).
Una de nuestras principales obligaciones como institución es formar futuros profesionales preocupados por su entorno, y por eso nos encontramos comprometidos con el objetivo de promover la prevención de accidentes y enfermedades en el ámbito laboral y mejorar las condiciones, así también reducir los espacios donde un trabajador o trabajadora pueda ser víctima de un accidente, porque la integridad física y psíquica de cada una de las personas es un derecho fundamental.
Marcelo Lucero
Director de la Escuela de Construcción e Ingeniería de AIEP.
