En el mundo entero un 97,5% del agua se encuentra en los océanos y mares, el otro 2,5% restante es agua dulce.
De toda el agua dulce, el 69% se encuentra en estado sólido en los polos y en las cumbres de las montañas, el 30% en la humedad del suelo y acuíferos profundos, y solamente, el 1% en cuencas hidrográficas y ríos.
Como puede verse, el porcentaje total de agua dulce es muy reducido, lo que hace que el recurso agua sea muy escaso.
La poca disponibilidad, la falta de gestión del agua, la propiedad del agua, su uso en la agricultura y en la minería y el impactante cambio climático que vivimos actualmente provocan que el agua es un recurso cada día más crítico.
En nuestro país se han visualizado varias opciones de solución, como por ejemplo llevar a cabo una adecuada administración y gestión del recurso, también la carretera hídrica que implicaría trasladar el agua desde el sur al norte de nuestro país, y otras que sería largo de describir.
Lo concreto es que más temprano que tarde, el déficit del agua podría llegar a provocar serios problemas de disponibilidad, inclusive para el consumo humano.
Mirando el vaso más bien medio lleno que vacío, podemos destacar que para esta problemática el mar es un muy buen aliado, ya que en el mar está la solución.
Desde hace muchos años que se ha podido utilizar el mar para producir agua dulce, como ocurrió en la época del salitre, período en el que se construyó la primera planta desaladora del mundo, en 1872, por ingenieros británicos en las salitreras Las Salinas, Domeyko y Sierra Gorda, que empleaba el método de evaporación y condensación, logrando un rendimiento de más de 15 mt3 de agua dulce al día. Sorprendente.
A la fecha, la tecnología ha evolucionado bastante, utilizándose mayoritariamente el proceso denominado osmosis inversa para desalinizar agua de mar, un proceso que básicamente consiste en hacer pasar el agua de mar por varias membranas a una muy alta presión, lograda por bombas de alta presión por sobre 60 psi. Al otro lado de las membranas se obtiene agua altamente purificada.
Normalmente estas plantas requieren un importante consumo eléctrico, pero con el correr de los años han comenzado a ser operadas haciendo uso de energías renovables no convencionales para su operación.
Desde hace algunos años, las tecnologías se han integrado para extraer agua desde pozos profundos y piscinas superficiales, utilizar sistemas solares térmicos para agua caliente sanitaria (ACS) para la industria y edificaciones y en el dimensionamiento, provisión, montaje y operación de plantas desalinizadoras de agua de mar mediante osmosis inversa.
En Tarapacá ya se han instalado alrededor de 8 plantas desalinizadoras de agua de mar en diversas caletas pesqueras artesanales, las cuales se encuentran emplazadas en zonas rurales al sur de Iquique. Por lo tanto, son plantas cuyos motores, bombas y sistemas operan con energía solar fotovoltaica y eólica, es decir, operan completamente autónomas y sin quemar una gota de combustible fósil.
Hernán Cortez Baldassano
Ingeniero Civil U. Chile
Gerente General
ENERSA








