Óscar Felipe González Jaldin, más Iquiqueño que el Chumbeque, el sánguche de albacora y el tecito con cedrón y hierba luisa, nació un 2 de agosto de 1963, en la vieja casona que hoy es «Monumento Nacional», ubicada en calle San Martín con Aníbal Pinto. Su diseño era el fiel reflejo de la arquitectura inglesa en tiempos del auge salitrero ; construída en pino oregón traído en barcos desde Estados Unidos. En el segundo piso vivía Óscar con su familia, el primer piso pertenecía a las oficinas de la «Sociedad Chilena de Fertilizantes».
Los primeros años de Óscar, transitaron en el «Trinity College». Después continuó en el colegio «Don Bosco» hasta 2do medio. Los últimos dos años los hizo en el «Liceo de Hombres».
Óscar fue más bien introvertido, sin embargo, tenía muchos amigos. Se reflejaba en los viajes a Iquique, donde se reunía con sus amigos de toda la vida.
Desde muy pequeño, nació su afición por la música. En los 70, con el olor a progreso, se compró su primera radio. Luego un equipo musical. Amaba la música tanto como el mar, ese Iquique sabe entregar. Una de sus canciones favoritas » Zapatos rotos» del grupo «Los Náufragos». En la infancia jugaba siendo el D.J con los long plays del living de su casa. Y su hermana Marta, era la encargada de leer las noticias. Los acordes de tangos, boleros, twist, rock and rolls envolvían de magia y alegría la casa de los González. En la adolescencia tocaba el tambor en la banda de guerra del colegio «Don Bosco». Artista innato, no le gustaba estudiar. No obstante, el destino estaba escrito en la vida de Óscar González Jaldin, las comunicaciones se convertiría en su gran pasión.
Profesionalmente dejó un gran legado, entro a estudiar en IACC (Instituto Superior de Artes y Ciencias de la Comunicación) en Santiago. Terminados los estudios, se fue a trabajar en TVN red Coquimbo. Allí se casó y nacieron sus dos hijas mayores, María José y Francisca. Óscar se separa de su primera esposa y continua su labor como camarógrafo, pero trasladándose a Talca, donde siguió en TVN, en la red Maule. Allí conoce a Marianne, periodista, con quién tuvo dos hijos, Javiera y Álvaro.
El hincha número uno de los dragones celestes, comenzó a trabajar de forma independiente, en el canal del Poder Judicial, para posteriormente hacerlo como corresponsal de Mega en la región del Maule.
El sueño de Óscar era vivir y morir en el glorioso, sin embargo, echó raíces en la copiosa ciudad de Talca con su familia.
Óscar amaba tanto a Iquique, de una manera inexplicable, con todo el corazón. En sus silencios se acordaba de su padre y la vida gloriosa en la ciudad de los techos planos.
Este Iquiqueño comenzó a sentirse enfermo. En lo más profundo de su ser, adivinaba que sería el viaje de despedida. Tumores al cerebro, el diagnóstico, del cual no pudo recuperarse. Sus restos descansan en Talca, pero su espíritu revolotea libre por las playas de Cavancha.
Óscar, vivió plenamente, motivado, apasionado e intenso con lo que realmente quería, comunicar, su familia y acompañar en las buenas y en las malas a «Deportes Iquique».
¡ Gracias Óscar! por llevar la celeste con orgullo, en tus 61 años de vida. Te ganaste con esfuerzo, trabajo, tesón y garra un lugar privilegiado en los medios de comunicación y en el corazón de los dragones celestes.
Ahora, en el cielo, puedes ver al gran amor de nuestras vidas desde la mejor tribuna. Esta tierra, tú tierra, te recordará por siempre .
¡Grande Gonza! ¡Grande dragón celeste!
Sonia Pereira Torrico
Agradecimientos a Marta González Jaldin
