Con muestras de afecto, cariño y pesar por el fallecimiento del ex suboficial mayor, Fernando Monjes Tapia, se vivieron en el velatorio y posterior funeral de quien en vida fuera un ejemplar gendarme, quien después de salir de la escuela de suboficiales penitenciario, recorrió varias unidades en el centro del país, para llegar a Iquique y granjear una brillante carrera.
Por ello su fallecimiento fue lamentado por la totalidad de los funcionarios penitenciarios de la región, porque supo ganarse el reconocimiento y admiración de sus compañeros de trabajo. El mismo recogimiento que expresó la directora regional coronel Nélida Troncoso, destacando las cualidades de Monjes Tapia. Las últimas funciones que cumplió en Gendarmería fueron conductor de los vehículos como el bus y carros institucionales, para posteriormente quedar a cargo de los talleres laborales del Complejo Penitenciario de Alto Hospicio.
Fernando Monjes, jubiló el año 2018. Un año más tarde, enfermó de Covid, el que fue entubado y tratado con diligencia. Logró saltar esa enfermedad, pero la intensidad de su afección le activó un cáncer que al final de cuentas fue minando su estado de salud. Pero siempre dio la lucha y nunca perdió su buen humor, que lo mantuvo hasta los 59 años.
Fue un verdadero padre de las nuevas generaciones de gendarmes. Siempre los acogió en su hogar y muchos de ellos pasaron a ser parte de su familia, compuesta por la también ex funcionaria, Alejandra Rivas y sus cinco hijos cuatro mujeres y un varón, el que fue los ojos de Fernando. Lamentablemente, Marcelo, su hijo falleció hace dos meses atrás.
El velatorio que se realizó en su casa habitación, albergó a innumerables compañeros de trabajo, de todas las generaciones, los que cumplieron con uno de sus últimos deseos. No quiso que lloraron en ese momento, que solo cantaran, contaran chistes y que los despidieran como él fue, alegre, cordial y de muy buen humor.
Pese a ellos se vivieron momentos de emoción porque todos recordaron los mejores momentos del suboficial. Además, los suboficiales mayores del Complejo Penitenciario, espontáneamente formaron una guardia de honor al lado del féretro, mientras se entonaban cánticos de parte de sus hijas y compañeros de trabajo y de vida.
Obviamente que se recordó como a uno de los integrantes del grupo musical, “Latorre”, que se creó a mediados del 2016, llevando el nombre de Gendarmería a diversos escenarios de la ciudad, por la calidad de sus integrantes.
En el último adiós, mientras el cortejo iba rumbo a La Huayca, pasaron por el Complejo Penitenciario, donde se le rindió el último adiós, con una formación de honor, presidida por el alcaide del recinto, coronel, Juan Norambuena, donde se vivieron instantes de consternación, en especial de aquellos funcionarios que trabajaron directamente con él y que al momento de jubilarse, les entregó el mando y la responsabilidad de quedar al mando de los talleres.
Pese al dolor que provocó su partida, queda la resignación que recibió el afecto y cariño de todos sus compañeros de arma. Fernando Monjes Tapia, descansa en paz.
