A 7 días de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, ganará quien refleje “Gobernabilidad”.
La ciudadanía así lo siente y lo necesita. Temores por ambos lados: Kast promete “orden”. Boric promete “democracia y progresismo”. Pero ambas promesas tienen pro y contras, y ninguna de las anteriores quizás refleje lo que escribo entre comillas.
Inclusive, ambas de muy difícil cumplimiento, porque Chile se encuentra en un momento muy complejo.
El sentir de la gente, en su mayoría, quiere y necesita que se le cumpla con cuestiones básicas del diario vivir.
Repito básicas, no queremos ser el país más rico de la región, ni estar en la pole position de los países OCDE, ni siquiera pertenecer.
Mucho menos pretender ser los jaguares de latino américa. Nos bastaría ser algo de león chileno.
Creo interpretar a la mayoría y lo que buscamos los chilenos es que podamos salir tranquilos a caminar, que obtengamos sueldos razonables, que nuestros padres y abuelos tengan una jubilación razonable, que no nos esquilmen cuando nos enfermamos y que, producto del trabajo esforzado y antes de morirnos, podamos tener una casa propia.
Que podamos educar a nuestros hijos a precios razonables y a servicios de buena calidad y que logremos vivir en un entorno de felicidad.
Al mismo tiempo, anhelamos disponer una justicia real, eficiente y justa. Esa puerta giratoria maldita. Que se eliminen las prebendas de ciertos personajes, quiénes, gracias a la especulación, obtienen beneficios inalcanzables por cualquier ciudadano esforzado.
Que, independientemente como se conformen las familias, éstas puedan ser felices, acceder sin distinción a los beneficios y que la sociedad de una vez por todas, no haga distinciones ridículas sobre ellos.
¿Es ‘muy demasiado’ iluso lo que se pide?
El costo económico, a priori, es similar a cualquier programa de la política tradicional y añeja, entonces todo pasa, definitivamente, por colocar los énfasis dónde se debe, subrayar objetivos básicos en los programas y después ejecutarlos de esa forma, sin arreglines ni cocinas como lo ha sido hasta la fecha, a lo largo y ancho del desarrollo de la política de los acuerdos y de los arreglines.
Hernán Cortez Baldassano
Ingeniero Civil
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