Recientemente nos hemos enterado de una muy buena noticia, la cual guarda relación con el desarrollo de la energía eólica Off-shore en nuestro país, específicamente en el Golfo de Arauco, región del Biobío.
La energía eólica Off-shore consiste en instalar turbinas eólicas en el mar.
Esta técnica se emplea en general debido a la falta de terrenos con buenos vientos y/o porque en el mar, por razones de fricción, la velocidad del viento aumenta mucho más con la altura.
El desarrollo de la Off-shore en el Golfo de Arauco se llevará a efecto con la instalación de dos parques eólicos de la empresa Noruega Deep Windoffshore. Estos nuevos proyectos, pioneros en nuestro país, indudablemente abren un debate crucial sobre el futuro energético y ambiental de Chile.
Estas iniciativas, que buscan aprovechar el potente recurso eólico del océano para generar energía limpia, prometen ser una alternativa de desarrollo económico y una respuesta a la demanda de descarbonización del país.
Sin embargo, es fundamental analizar tanto los desafíos como las oportunidades que plantean, tomando como referencia la experiencia de los países nórdicos, pioneros en este tipo de infraestructura.
En Dinamarca, Noruega y Suecia, los parques eólicos marinos han sido un elemento clave en la transición hacia energías renovables. Con décadas de experiencia, estos países han desarrollado modelos robustos de regulación, tecnología y gestión ambiental para minimizar el impacto de las turbinas en los ecosistemas marinos y en las comunidades costeras.
Las turbinas nórdicas son ejemplo de cómo se pueden integrar proyectos energéticos de gran envergadura en armonía con el entorno. Las lecciones que ofrecen son múltiples, desde la adaptación de tecnologías flotantes que reducen el impacto en los fondos marinos hasta la colaboración activa con las comunidades locales, promoviendo un modelo de gobernanza inclusivo.
Obviamente la implementación de estos proyectos en el Golfo de Arauco plantea desafíos específicos para Chile.
A diferencia de los países nórdicos, donde existen normativas claras y mecanismos de fiscalización rigurosos, Chile enfrenta el reto de desarrollar una infraestructura regulatoria que permita controlar el eventual impacto ambiental de los parques eólicos en alta mar.
Además, está la introducción de este tipo de proyectos en las comunidades costeras. En el Golfo de Arauco, las actividades pesqueras y el turismo son fuentes de empleo fundamentales, y es necesario evaluar cómo afectaría la instalación de turbinas marinas a estos sectores.
Los países nórdicos han demostrado que la participación comunitaria y la transparencia en la toma de decisiones son esenciales para lograr el apoyo social y el éxito a largo plazo de estos proyectos.
En Chile, incorporar a las comunidades locales en el diseño y monitoreo de los parques eólicos es clave para evitar conflictos sociales y asegurar una transición justa hacia la energía renovable.
Por otro lado, el desafío tecnológico también es considerable. Los países nórdicos han desarrollado sistemas tecnológicos avanzados que permiten monitorear las condiciones marinas y optimizar el rendimiento de las turbinas. Para que Chile pueda emular este éxito, será fundamental invertir en tecnología, investigación y capacitación, elementos que hoy aún son incipientes en la industria energética nacional.
Si Chile toma en cuenta estas lecciones, el Golfo de Arauco podría convertirse en un ejemplo de innovación y sostenibilidad para América Latina y el mundo.
Hernán Cortez Baldassano
Ingeniero Civil
hcortez@enersa.cl
