Señor Director: Es el Mes de la Mujer y el país ha logrado avanzar, aunque la inequidad sigue presente en varias dimensiones. Por dar un ejemplo, este año más de 5 mil mujeres han sido beneficiarias del Post Natal Parental, versus solo 3 hombres, según cifras de la Superintendencia de Seguridad Social (Suseso).
En general, la discriminación hacia embarazadas sigue siendo común. Aunque el Código del Trabajo prevé protecciones, no siempre son respetadas. Según la OIT, casi el 52% de las chilenas han experimentado alguna forma de discriminación laboral, y muchas de ellas señalan el embarazo o maternidad como factor determinante.
Reducción gradual de la carga de trabajo, menor acceso a proyectos estratégicos y oportunidades de crecimiento profesional restringidas son algunas de las formas más usuales, que pueden ser acompañadas de presión psicológica, críticas injustificadas y falta de ajustes adecuados, entre otras prácticas. Los efectos suelen ser estrés, ansiedad, pérdida de confianza e incluso problemas de salud mental. Para muchas significa abandonar una carrera construida con esfuerzo y compromiso.
Por ello, la exclusión también es una pérdida para las organizaciones, y aquellas que apoyan la maternidad y crean un entorno inclusivo logran mayor retención de talento, mejor productividad y una imagen más sólida. Fortalecer los controles y sanciones, facilitar asesoramiento legal y apoyo, mayor visibilidad para mujeres en sectores subrepresentados y fomentar políticas de flexibilidad e igualdad salarial son medidas que pueden ayudar a un cambio.
Las mujeres no estamos solas en este desafío de la equidad, que años atrás parecía un mito, pero cuyos avances son posibles en la medida que sean puestos en práctica y también sean medibles.
Mathilde Cordier-Hüni,
Directora de Negocios de Kabeli