En la medida que el día del plebiscito está más próximo, las campañas por el “Acepto y del Rechazo”, inevitablemente entra a una etapa de fuerte polarización.
Pre existen visiones políticas muy distintas de conjugar la realidad del país. Sin embargo, al unísono se ponen en juego intereses contrapuestos, distintos y antagónicos. Desde el siglo de nuestra independencia, pasando por el Bicentenario, hasta nuestros días de invierno, la lucha por el poder ha sido su gran matriz y su cordón umbilical. Solamente como un botón de muestra, después de la abdicación al cargo del Director Supremo, Bernardo O’Higgins, se auto exilia hasta los días de su muerte en el Perú. Aquí encontramos muchas muertes innecesarias y derramamiento de sangre entre compatriotas. Eran los tiempos cuando su división geográfica fueron las regiones: Coquimbo, Santiago y Concepción.
La Constitución Política, tiene sus orígenes en nuestra historia patria. Se pueden encontrar en varios textos de fecundos historiadores menciones de las normativas supremas que regían los destinos de nuestra nación.
Al respecto, se pueden traer a colación, sí la memoria no me traiciona, la de 1823, 1833 y 1925. Otro episodio que marca la división de nuestra vida Constitucional, fueron los trágicos acontecimientos de la Guerra Civil de 1891, con el suicidio del Presidente, Manuel Balmaceda.
Este Mandatario nunca fue militante de izquierda; era un aristócrata agricultor de las filas del liberalismo progresista, fue miembro del Partido Nacional. En esta guerra del 1891, no existía la izquierda marxista y democrática. Algunos historiadores e investigadores, en referencia a estos trágicos acontecimientos, sostienen que fue donde murieron más chilenos, incluso más que en la misma Guerra del Pacífico.
¿Lo pueden creer? En las actuales circunstancias, en una ficción ¿Qué pasaría, sí el Presidente de Chile fuera Balmaceda y no Boric, la derecha conservadora y defensora de su poder, también lo llevarían al suicidio? Tal como lo deduzco en su propaganda del “R”, no tengo dudas que “sí”. Porque, sus privilegios están en primera línea.
Me voy adelantar en mi comentario. El dictador de Pinochet, eliminó la Constitución del 1925, con el único propósito político de imponer la ideología fascista de impedir que nuevamente llegara a la Moneda un militante de izquierda socialista, a la vez, imponer el modelo salvaje del capitalismo neoliberal.
Los resultados políticos están a la vista de todo Chile. Los ricos son más ricos y los pobres más pobres. El Estado se regula a favor del modelo privatizador y los derechos fundamentales se rigen por la economía del libre mercado, por decir: Salud, vivienda, educación y pensiones.
De regreso a la actualidad, bajo la Constitución del 80` prosiguieron las persecuciones, las detenciones ilegales, las violaciones a los derechos humanos, la delincuencia sin límites, el desempleo desenfrenado, de salarios miserables, de colusiones y corrupciones a todo trapo y nivel, del aumento de los campamentos y de pensiones indignas.
En fin, fueron estas tremendas injusticias, insoportables desigualdades sociales la que terminaron por sacar a todo el pueblo chileno a la calle. La revuelta de los despojados y condenados a la pobreza, era poner fin a la perpetuación de un modelo económico-político en grave crisis. Estas movilizaciones, fueron espontáneas, millones de chilenos y chilenas que se cansaron de los abusos perversos. La oligarquía y las clases privilegiadas, vinculadas al poder temblaron ante la movilización gigantesca de la ciudadanía. La represión policial fue despiadada; autorizada por el Gobierno de Sebastián Piñera, reproducen una violencia brutal dirigida a gente inocente
El lenguaje crea realidades. La derecha extremista y elite explotadora, a mediados del siglo XX, nos sometió a la propaganda sistemática del “miedo totalitario de los comunistas”. Construyeron hormigas las que se convertían en GODZILLA y destruían nuestras ciudades y vidas. Mentiras y mentiras. Su estrategia les daba resultados electorales. Por cierto, hubo y hay gente que cree y/o termina cayendo en sus cantos de sirenas y están atrapados en sus tradicionales redes políticas.
Se la jugaron con el golpe del 73. Disolvieron las dos Cámaras del Congreso. Hicieron todas las leyes del país a su completo antojo y albedrío; los abogados que trabajaron en la ideología de la Constitución del 80’, tal como lo hicieron los abogados del famoso inglés, John Thomas North, conocido como el rey del salitre, prometieron un Chile más justo y desarrollado. ¡Que tragedia para Chile! Implementaron salarios del PEM (Programa de Empleo Mínimo) y POJH (Programa de Ocupación de Jefes de Hogar). Los trabajadores perdieron todas sus conquistas sociales logradas en el siglo XX.
Un viejo refrán popular dice “Con plata baila el mono”. Hubo políticos de centro y de la izquierda, simplemente, aprovecharon la oportunidad para enriquecerse. Hoy tienen fortunas, se suman a la posición de la extrema derecha. Lo cual, no resulta extraño cuando la nueva propuesta Constitucional le pone fin a la corrupción y les toca sus intereses en los negocios que están embarcados.
Se suman a la campaña de GODZILLA. Mentiras y mentiras. Su estratagema esta urdida por expertos en asuntos sicológicos. De esta planificación nace la intriga, siembran el miedo y la felonía para favorecer su opción política. En el mundo de las informaciones en forma “cursi” se le denomina en inglés “fake news”. Lo que este 4 de septiembre se define, no es un cargo político, es infinitamente más importante: es la viga maestra de nuestras leyes, como bien saben los alumnos Derecho “La madre de todas las leyes”.
En resumen, vamos a decidir que tipo de Estado vamos a tener en Chile: 1) “A”. Uno distinto al actual; socialdemócrata solidario 2) “R”. Continuar con el mismo del 80; neoliberal del éxito del mercado capitalista. De ser así, el futuro de nuestra sociedad, entonces, está en manos de cada uno de los ciudadanos/as.
El futuro de las nuevas generaciones dependerá de nuestras propias decisiones del presente.
Aquí me detengo un minuto. Porque, sí el próximo 4 de septiembre vamos a definir las normas que regirán a nuestros nietos y descendencia, considero que debemos entregarles las mejores oportunidades. Ello implica educación de calidad en todas las etapas de escolaridad: técnica, integral, científica y de valores humanos. Comparto con ustedes, una hermosa lección: “Eratóstenes no tenía más herramientas que palos, ojos, pies y cabeza y un deseo de experimentar, con estas herramientas dedujo correctamente la circunferencia de la tierra con una enorme precisión y un porcentaje de error mínimo” (Carl Sagan, Cosmos). Pues, ahora en un pequeño esfuerzo intelectual, llévelo a nuestra realidad. ¿Qué puede ver?…
Nelson C. Mondaca Ijalba
*Las opiniones y conceptos expresados por los columnistas son de su exclusiva responsabilidad y no necesariamente representan la línea editorial de este medio de comunicación.








