Hoy traigo a la vida a Juan Bravo Muñoz, otro de los niños héroes que tan buen servicio prestó a la patria aquel día 21 de mayo de 1879, pero en este caso a bordo de la Goleta Covadonga.
La historia popular nos dice que este joven grumete nació en la localidad de Llico. Al momento de filiarse en la Marina de Chile, contaba con 16 años solamente.
Su historia «popular» dice que su apellido era Millacura y que era mapuche, y que debió cambiarse el apellido pues pudo ser discriminado. Raro concepto que no afectaba en esos años como hoy, y de igual forma, no tiene sentido si es que en las distintas unidades de ejército y marina entre sus filas hay muchos quienes tenían apellidos mapuches.
Los documentos nos dan datos que deben ser reales, y por ello podemos decir que él se enrola como Juan Bravo, natural de Chile, hijo de Francisco Bravo y Bernarda Muñoz.
Pequeño como era, contando solo con 1,50 mts. de altura, se comportó como todo un veterano y héroe el día del combate.
Junto con los fusileros de la guarnición de Artillería de Marina es el encargado de ocasionar las bajas de los tripulantes de la Independencia, gracias a su buena punteria.
Transbordado al Huáscar, participa en Chorrillos y Miraflores.
Terminada la guerra, se le pierde la pista, muriendo posiblemente antes de 1906 ya que no solicita el bono otorgado a los veteranos ese año.
Un hombre solo muere cuando se le olvida…
Por Mauricio Pelayo
