Chile ha avanzado en el reconocimiento formal de la existencia de las personas que viven en situación de discapacidad y de manera paulatina ha implementado políticas públicas que buscan resguardar su atención y cobertura en ámbitos relacionados con la salud y la educación. En este contexto, la inclusión educativa de un niño con necesidades especiales supone un enorme desafío para el Estado pues implica coarticular dos ministerios en el proceso: MINSAL y MINEDUC.
La legislación educativa actual es bastante ordenada en relación a establecer criterios y medidas para escolarizar a este grupo de niños. A través de estas políticas, se ha clarificado el establecimiento educativo, la modalidad de atención y la cobertura de especialistas con las que puede contar un niño con necesidad especial y su familia. De esta forma, hoy en día un niño que es diagnosticado tempranamente con alguna patología obtiene cobertura tanto en el ámbito sanitario como en el educacional.
Trabajar en inclusión se transforma en todo un reto para profesionales del área de la educación y del área de la salud que trabajan con este grupo de niños. En la actualidad fonoaudiólogos, psicólogos, terapeutas ocupacionales, kinesiólogos deben tener competencias y habilidades para trabajar de manera colaborativa y en el aula, con el fin de contribuir y aportar en la comunidad educativa con la comprensión y empatía necesarias hacia este grupo de niños y su familia, y junto con ello, hacia un cambio gradual y paulatino respecto a la inclusión, proceso en el cual la participación ciudadana es primordial si se quiere que esta sea efectiva, real, holística y permanente en el tiempo.
De esta forma, el país debe encaminarse a crear mayores espacios de reflexión y de acción para este sector de la población que requiere no sólo de asistencias técnicas, sino que además de eliminación de barreras que van desde lo cultural hasta lo más cotidiano.
Katherine Dinamarca
Secretaria Académica Fac. Ciencias Rehabilitación U. Andrés Bello