Estoy ordenando mis pensamientos. Escribir por escribir no tiene sentido. Por eso, me resulta difícil hacerlo. Despejando el camino. No soy un ilustre de las letras, ni mucho menos, pretendo ser un versado columnista y de dármelas de un brillante hombre que quiere cambiar el mundo, tomándome de la Real Academia Española. No, no y no. Solamente, es una humilde voz testimonial, dentro de mí, que puedo expresar por este medio de Prensa. Teniendo presente que debo respetar a los profesionales de la literatura y que son ejemplos a seguir.
Yo, al igual que muchos ciudadanos, que verdaderamente amamos nuestra tierra, sentimos un profundo dolor por quienes han padecido las inclemencias del frente de mal tiempo en el sur de Chile. Intensas lluvias, fuertes torrentes de aguas, que dejan miles de familias damnificadas y los desastres de viviendas. Ya sabemos, los inviernos son lluviosos, pero que llueva de esta manera, es muy poco frecuente. Esta forma de caer agua del cielo, nos recuerda el relato bíblico del Arca de Noé y el cumplimiento de ciertas profecías apocalípticas.
Pero, como si fuera una broma de mal gusto, para esta próxima semana, se anuncia por parte de meteorólogos otro frente de mal tiempo. Paradoja, se cumple al pie de letra la frase “llueve sobre mojado”
Nuestro país, parece construirse sobre la base de “catástrofes”. De a poco se van tomando medidas con soluciones parciales, destinando una inversión para silenciar los masivos reclamos populares. Me da la impresión que los diferentes Gobiernos, se ocupan con justa razón de la urgencia más inmediata. Dejan para después, las obras de gran envergadura, abandonando la labor más importante del Estado en soluciones definitivas.
En general, las diversas autoridades de todo nivel, en forma convencional, no invierten en la prevención, se dedican a prestar ayuda y socorro a los afectados por las fuerzas de la madre naturaleza. Una importante labor que debe hacerse siempre con prontitud. Sin embargo, postergan recursos para soluciones definitivas en obras públicas.
Seamos honestos, el financiamiento para estas estructuras urbanas y rurales, no dejan votos en lo inmediato. Normalmente, son otros los que se llevan los honores del “corte de cinta”.
Bajo esta óptica de corta visión, no proyectan recursos económicos, ni planifican a futuro para construir obras que eviten y/o mitiguen, calamidades y desastres. Téngase presente, son las comunidades más pobres las que sufren en rigor la destrucción de viviendas, de calles anegadas. La privación de servicios básicos la sufre intensamente la gente sencilla.
Las serias consecuencias de sobrevivencia humana son inmensurables. Hay quienes se suman a la pérdida de vida por sufrir los rigores de las desgracias del mal tiempo y de cambios climáticos. Al respecto, no hay seguimiento social y se adolece de estadísticas que den más luz a esta dura realidad traumática y de crisis psicológica masiva. Queridos/as, amigos y amigas, en verdad todavía, seguimos siendo un país subdesarrollado capitalista.
¿Adónde quiero apelar? A la conciencia espiritual de la clase política. No contemplen los desastres hagan algo por evitarlo. Basta de criticar al Primer Mandatario, porque no está en terreno.
Por favor, la clase política, sean de diferentes tendencias, más que criticar a sus oponentes y al gobierno de turno, pónganse en los pies de los miles de chilenos/nas, que viven todos los años el drama de estas lluvias torrenciales y temperaturas de fríos congelante. No puede ser que fijen su mirada y actuar cotidiano, en la crítica pasional descalificadora, cayendo en el abismo del odio desquiciado. Situación que fue patética este año, cuando en la Cuenta Pública del Presidente Boric, al referirse a un proyecto de ley sobre aborto legal, unos Diputados de oposición procedieron a retirarse del Congreso.
Más que enarbolar frases con vehemencia contra el Presidente Boric, propongan soluciones “no de parches curitas”. No continúen haciendo circo, los emplazo para que estén por sobre el pensamiento grosero, indocto y violento, tengan sentido de responsabilidad pública, no están para encasillarse en sus ideologías y llevar al país a los extremos irreconciliable.
Hay evitar caer en la crítica fácil y destructiva. Creo que debemos sacar lecciones del reciente pasado político y mejorar el nivel de “hacer política”. Miren y reflexionen los resultados de las últimas dos reformas a la Constitución. ¡Cómo naufragamos! Esto no es juego de ciencia ficción.
En tanto, la Democracia sigue en su inercia de confrontaciones, mientras, persevera un Estado al servicio de los intereses de un grupo de privilegiados y seguimos atados a legalismos heredados de la dictadura. En forma supina continuamos por la senda de las mismas causas equivocadas que alimentan las críticas oportunistas de aquellos políticos ordinarios y soberbios. Hay que ser objetivos y asumir que estamos viviendo en un mundo moderno que retorna desgraciadamente a la historia de los genocidios del siglo pasado. ¡Qué pena!
¿Cómo hacemos frente a esta realidad? Hay varias respuestas. Pero, para no salirme del tema, solamente les diré que el cambio climático, según algunos expertos y científicos, puede seguir su peligrosa marcha destructiva. Hay que detener el calentamiento global. Las industrias deben proteger nuestra capa de ozono. Los países del primer mundo desarrollado debieran asumir un rol protagónico y evitando que la “guerra”, justificada o no, sean una extensión de los daños a nuestra naturaleza ambiental y humana.
Bueno, sabiendo que tendremos que vivir las consecuencias de inviernos más duros, necesitamos una sociedad mejor preparada; es de sentido común, tener un Estado más eficiente y al servicio de las grandes mayorías nacionales.
Nelson C. Mondaca Ijalba
nmonijalba@gmail.com
NOTA DE LA DIRECCIÓN: *Las opiniones y conceptos expresados por los columnistas son de su exclusiva responsabilidad y no necesariamente representan la línea editorial de este medio de comunicación.
