Los incendios en edificios de altura: Andraus, Joelma y Santa María, marcaron el comienzo de las tragedias de la modernidad en América en prácticamente 10 años, los relatos son muy similares en cuanto a los problemas, las limitaciones y el impacto que produjeron.
El incendio el edificio Andraus de 29 pisos, en la ciudad de São Paulo, se produjo el 24 de febrero de 1974, a las cuatro de la tarde y duró más de siete horas. El incendio se inició por un sobre consumo eléctrico, generándose llamas en los carteles propagandísticos de Casas Pirani, en dos horas se apoderó de todo el edificio. Los bomberos no poseían suficientes equipos de aire, solo tenían toallas las que mojaban para entrar a combatir el fuego. La escala Magirus de los Bomberos no llegaba a los pisos más altos, casi 500 personas subieron al techo del edificio y fueron rescatadas en helicópteros. Dieciséis personas murieron carbonizadas o se arrojaron por las ventanas, otras 320 resultaron heridas.
La mañana del viernes 01 de febrero de 1974, el Edificio Joelma, estructura de 25 pisos (los 10 primeros eran estacionamientos y los restantes 15 de oficinas), ubicado en São Paulo; a las 8:50 horas de la mañana se produjo el incendio. El fuego se extendió rápidamente, producto de las alfombras, el forrado interior de plástico y las cortinas de madera. El edificio no contaba con luces de emergencia, ni alarma contra incendios, sistemas de rociadores contra incendios y lo fundamental: salidas de emergencia independientes. El fuego violento, se propagó hasta el piso 15 a través de las escaleras, las que fueron invadidas de humo, gases tóxicos y temperatura, lo que hacía imposible su uso. Mucha gente subió a la azotea, se estima unas 170 personas, pero la plataforma no era adecuada para el rescate aéreo; 188 personas murieron y 345 resultaron heridas.
Cerca de las 10:00 horas, del sábado 21 de marzo de 1981, en el lado sur del duodécimo piso, de la entonces, más alta torre de Santiago de Chile, de 110 metros de altura, se declaró un incendio sin precedentes, originado por la inflamación del pegamento utilizado para instalar unas alfombras producto de una chispa provocada por un cigarrillo mal apagado. El incendio dejó un total de 11 muertos, entre ellos el voluntario de la 13ª Compañía de Bomberos de Santiago, Don Eduardo Rivas Melo.
Hasta ese momento en Chile, la protección de incendios consideraba la protección pasiva, vale decir, un diseño seguro estanco y la resistencia de los materiales al fuego; aun cuando el edificio era moderno para su época y consideraba elementos de protección activa (que después se reforzarían en la legislación nacional), como son la red seca, red húmeda, detectores, alarmas, zona vertical de seguridad presurizada (permite una evacuación segura, sin humo, ni fuego); pero todo esto fue inútil por cuanto no había experiencia en el tema, y la mayoría de los elementos se encontraban en mantención y las labores de puesta a punto. Al igual que los incendios anteriores, la protección personal de bomberos era precaria (la que correspondía a esos tiempos), los carros telescópicos no eran acordes a las alturas que se imponían en la construcción moderna, la legislación preventiva y de control del fuego era débil para las construcciones que se desarrollaban.
No obstante, el avance en todos los ámbitos en la actualidad, los incendios en altura, siguen siendo un tema complejo por el tipo de construcción, por el diseño, por la fiscalización, por los usuarios y su conocimiento en el tema, de tal forma que sigue siendo un desafío vigente hoy, igual que ayer.
Ing. Luis Carrasco Garrido
Académico Dpto. de Prevención de Riesgo y Medio Ambiente UTEM
Experto en Gestión del Riesgo y Educación
@carrascoluis