Inicio la mañana escribiendo acerca de los momentos que vivimos y nada mejor que inspirarme en el título de una hermosa canción del inolvidable Víctor Jara. Con la llegada de la pandemia del corona virus resulta una gran bendición tener la felicidad de estar cerca de nuestra familia.
En nuestra región y en el país están pasando cosas negativas. Entrar en el retiro del 10%, en los bonos del gobierno, en el aplazamiento de las elecciones para el mes de mayo próximo, las nuevas medidas restrictivas de las autoridades sanitarias y otras materias son cuerdas de diferentes guitarras. Todos/as, lo he dicho antes, tenemos el legítimo derecho de tener una mirada, una visión, una opinión y escribir el texto que sale de nuestros pensamientos y de nuestros corazones.
Otra situación es si tales pensamientos y sentir se encuentran alineados bajo un determinado árbol y toman partido político. Lo cual no es malo ni constituye un delito. Pero, son nuestras realidades. A veces, se tornan complicadas cuando somos atrapados por el fanatismo, el infundio y el odio. Dejamos de lado la candidez, lo precioso y el valor del ser humano. De seres humanos pasamos a convertirnos en máquinas humanas. Nuestros sensores se pasan de revoluciones, las rigideces se tornan como montañas peligrosas. El mejor metal del razonamiento se vuelve vulnerable, y volvemos a la edad de piedra.
Que estas elecciones son importantes, nadie puede negar esta verdad política. Sin embargo, la cultura por el debate debiera primar en todo momento. El rico castellano, la filosofía sobre nuestra sociedad y que el interés por el diálogo respetuoso, nos otorguen una sinfonía terrenal perfecta que añada más sabiduría a nuestras vidas. Los partidos políticos responden a ciertos intereses y tienen sus propias virtudes. Cada uno de ellos tiene sus propios oráculos/as y liderazgos personales.
Es evidente que en la lucha por ganar el Palacio del poder político, unos y otros, siempre buscan construir el mejor mundo posible, en merito a sus propios esfuerzos y redes genealógicas, terminan con sus mejores amigos y/o con nuevos aliados, disfrutando de la misma mesa del gran Palacio del poder político. De este modo, sus caminos a las fortunas están hechas y sus riquezas aseguradas. ¿Cómo así?
Amigos/as, gracias a nosotros, de un lado y de otro, izquierda y derecha, ellos llegaron a la mesa del Palacio; somos quienes nos convertimos en sus apoyos, defensas y escudos. Son nuestros héroes y heroínas, salvadores y diosas, pero de carne y huesos. Entendiendo que pertenecen a la especie humana, en cualquier momento se nos caen de rodillas. Por cuestiones del diario vivir, el encantamiento se hizo sal y agua, porque se creyeron superiores al común de los animales. En vano predicaron la libertad y la justicia cuando en verdad eran y/o son esclavos del dinero, su Dios y fueron contaminados con la corrupción. No resistieron el amor al lucro y por avaricia se vendaron los ojos en contra las necesidades urgentes del pueblo: salir de la pobreza y de la miseria. La naturaleza implícita en nuestro ser nos traiciona, sí nunca sentimos el dolor ajeno, amor por el prójimo y nunca nos ponemos en los zapatos del otro, entonces, estamos atados a la sutil raíz metafísica del cerebro humano.
Al medio del pasillo del presente comentario, con muchísimo gusto les digo que en mi vida he tenido muchos errores y fracasos. Pero lo único que puedo rescatar de estas experiencias, es que siempre saqué buenas lecciones de ellos. Eso es todo. Nada del otro mundo, pero pienso que me hicieron una mejor persona. Es lo que creo. Por esto mismo, cuando el mundo está siendo azotado por el Corvid-19, no hay que perder de vista los objetivos más fundamentales y de importancia. En primer orden esta la vida de las personas.
Vuelvo a poner en el pensamiento, el valor infinito de la vida sobre la muerte. Sí uno de nuestros seres queridos y amados se nos va de este mundo, creo que el universo y toda la felicidad, se pierde en la oscuridad…Los que hemos pasado por este trance, sabemos que nuestras almas sufren no por un momento, sino que, siempre viven en nosotros. Cristianos y no creyentes, somos personas, todo lo demás, será el fruto aleatorio de la obra de nuestro destino, espiritual y material…La vida es eterna en 5 minutos y la tempestad del Covid-19; la pandemia no nos puede causar más daño y sucesos mortales.
Lo que queremos los chilenos/as es que no existan más muertos por causa de la pandemia. Cada muerte es una tremenda pérdida humana. Me duele hasta lo más profundo de mi corazón enterarme que un familiar, un amigo/ga, un vecino/na y un ciudadano/na de mi ciudad y del país nos dejaron en esta vida por causa del Covid-19. Hay que derrotar al coronavirus y esta es una tarea de todos nosotros. No vamos avanzar en esta dirección sí estamos divididos. Ya a estas alturas, deberíamos saber que hay trances en nuestra sociedad, en que debemos caminar juntos, hacer una tregüa, para enfrentar a un poderoso enemigo común como es el Covid-19. Cada cual, desde, su propia institución y cargo público o privado, sumar fuerzas.
Debemos, según cada color en el escenario político, social y cultural, seguir haciendo conciencia sobre del autocuidado, a no confiarse por estar vacunados y no salir de nuestros hogares, a menos que sea absolutamente necesario y punto. Las autoridades no pueden mandar mensajes equivocados. Hay que seguir vacunando a mayor velocidad. Es muy cierto, en nuestras relaciones familiares esta una fuente del contagio. Hay que poner más énfasis en el distanciamiento y aumentando el autocuidado.
Las empresas que no son de servicios y productos comerciales esenciales, más deberían tomar las medidas sanitarias correspondientes para mantener las puertas cerradas, tal como lo han hecho los grandes centros comerciales y del retail de Chile, entre ellas, el Mall Zofri de nuestra Región.
Desde esta tribuna, le pido a la clase política volver a poner en su centro más noble de su quehacer al “ser humano y no sus ideologías”. Al Presidente Piñera y a sus Ministros, les ruego siempre actuar con más sintonía ciudadana, no tratar superficialmente los problemas y de evitar proteger los grandes intereses económicos de la AFP’s. Esta conducta política es como seguir adorando a una imagen de oro en los tiempos Nabucodonosor y que se coordina en los tiempos presentes al club de los más ricos del mundo.
nmonijalba@gmail.com
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