Señor Director: En los últimos años, se han generado diversos mitos respecto a la leche y a los productos lácteos. Para algunos no son necesarios, para otros son fundamental. Pero ¿qué tan malos o bueno son?
La leche y los productos lácteos son parte integral de la nutrición humana y se consideran portadores de proteínas de alto valor biológico, calcio, ácidos grasos esenciales, aminoácidos, grasas, vitaminas liposolubles y varios compuestos bioactivos que son muy importantes para varios procesos fisiológicos.
Existen diversos estudios en los últimos años, como los publicados recientemente en la revista Lipid in Health and Disease y en la European Journal of Nutrition, sobre los beneficios de la leche tanto como alimento nutritivo y sus propiedades antioxidantes.
En estos artículos se resaltan las leches enteras como semidescremadas por su gran poder saciantes, al tener un mayor contenido graso cuentan con más contenido de vitaminas liposolubles, como la A y D.
Otra ventaja de estas leches es que al tener contenido graso la absorción de calcio en el hueso es mucho mayor, por lo que las grasas de estas leches no son perjudícales para salud, todo lo contrario, por lo que está demostrado que estas grasas saturadas no afectan la salud cardiovascular ni el peso.
¿Qué pasa con la leche descremada? Si bien tiene menos caloría, menos grasa, es menos saciante, posee menos vitaminas, pero no deja de ser una buena fuente de proteína.
Ninguna leche es mala, todo lo contrario, todas tienen propiedades que son beneficiosas para la salud. Depende de la preferencia de cada persona. El problema no está en las grasas que se encuentran en forma natural en los alimentos, sino en las grasas saturadas que se agregan a los alimentos procesados y a los azucares añadidos.
Danissa Rojas
Académica Escuela Nutrición y Dietética U. Andrés Bello