En estas horas de la tarde me dispongo a reflexionar sobre los resultados de la encuesta Casen 2017 que se han dado a conocer en el día de ayer. Estadísticas que nos manifiestan que se estanca la pobreza y aumenta la desigualdad. Ambos conceptos macroeconómicos son tremendamente importantes en el proceso de construir una sociedad desarrollada antes de la mitad del siglo XXI.
A decir verdad, resulta inútil buscar responsabilidades mirando el pasado de quienes han sido parte del poder político, del rol jugado tanto por el estado y del sector privado. Más bien, del gran empresariado nacional y trasnacional. La lucha contra los flagelos de la pobreza y la desigualdad social comprende una larga historia que se puede escribir desde los inicios de nuestra república y democracia.
Explorar, analizar y destacar a las autoridades, así como, las posiciones de los partidos políticos, derechas e izquierdas y/o de centros de ambos sectores, en lograr alcanzar estos objetivos sociales, todo dependerá de nuestras propias subjetividades del relato que, cada cual quiera dar a las verdades de nuestra sociedad chilena desde el mismo siglo XVIII.
Me parece más útil aportar un par de ideas que converjan en el combate contra la pobreza y la desigualdad. De antemano, estas ideas por supuesto son al margen de los paradigmas consagrados por los economistas acerca del crecimiento y distribución de la riqueza. Aquí las cosas son muy claras a favor o en contra de ciertas teorías capitalistas.
Quedan en el camino casi olvidado por las autoridades y de la clase política, el buen funcionamiento del mercado laboral. Es aquí donde está el epicentro de los mayores conflictos sociales y cuya trascendencia se eleva por los cielos de nuestra loca geografía, desde, Arica a Magallanes. Los contrastes del empleo decente contra el empleo precario, el desempleo crítico y el subempleo cíclico, el pleno empleo y la productividad, la innovación y la competitividad, mejor salario mínimo y remuneración digna. Busquemos más profundidad en este andar del mundo laboral.
Los tamaños de las empresas, según sus facturaciones anuales y números de trabajadores, su incidencia en el flujo exportador e importaciones. Ameritan políticas institucionales de cara a los desafíos provenientes de los tratados libre comercio y a los shocks económicos externos: alza del dólar y devaluación del peso; lo mismo ocurre con la importación del petróleo y el precio del cátodo de cobre, inversión extranjera y exportaciones a bajo costo, etc. En efecto, el dinamismo económico globalizado necesita de políticas inteligentes, estables, equilibradas, valientes y descentralizadas.
En resumen, hay que observar las consecuencias de lo que pasa con nuestro actual modelo económico. Analizar, por ejemplo, el por qué se produce el desnivel en nuestra Balanza Comercial con EE.UU. y la brusca caída que tuvieron las inversiones norteamericanas directas en el país en cierto ciclo económico de la democracia.
Al respecto, si se dañan las capacidades competitivas a causa de los altos costos “financieros”, las empresas nacionales, por lógica operacional llevan adelante una reducción y/o contracción de salarios, a su vez, afectan la expansión del empleo. Pero ojo, en este intercambio desigual, se produce también con salarios altos de los productos importados contra salarios bajos de los productos exportados. Por consiguiente, nuestra vigorosa industria se enfrenta a la dura realidad que los salarios crecen por debajo de la productividad del trabajo. Por último, resulta triste constatar que, en este intercambio comercial, no sólo es desigual en trabajo y tecnología, sino que, también en sueldos y remuneraciones.
Expresado todo lo anterior, si deseamos continuar por la senda de eliminar la pobreza, las cifras de desigualdad reducirlas a su mínima expresión, entonces, quiere decir que llegó la hora histórica de mejorar la calidad del empleo partiendo por robustecer, fortalecer y apoyar al mundo laboral, sin que haya aprovechamientos y discriminaciones, más que endosar responsabilidades culposas.
Nelson C. Mondaca Ijalba
nmonijalba@gmail.com
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