Señor Director: Quisiera referirme a las lluvias veraniegas de la cordillera que se presentan, desde siempre, entre noviembre y marzo.
Es el famoso mal denominado «Invierno boliviano». Es un error llamarlo así, porque el fenómeno climático son lluvias y tormentas que se presentan en lo alto de la cordillera de Tarapacá, como si se tratara del invierno (junio-julio-agosto) y curiosamente en esos meses no son tan fuertes como ocurre (entre noviembre y marzo), como decía, en pleno verano.
Escribo esta carta porque leo y escucho que algunos medios tratan este tema como si fuera el Apocalipsis. Y yo pienso que no. Es una bendición de la Madre Naturaleza que con esto que nosotros llamamos fenómeno climático permite que los acuíferos y napas se llenen de agua y podamos contar con este vital líquido.
Lo malo es que hay años en que se presenta muy fuerte y las llamadas «avenidas de agua» han llegado hasta la Carretera Panamericana, no en toda, pero en algunos tramos, como Huatacondo, Pampa Soledad, Hilarico, Quillagua y cuando bajan tan fuerte incluso han llegado a los pueblos precordilleranos de varias comunas, con daños cuantiosos. Pero no siempre es igual. Yo lo sé, por mi edad.
Lo que sí es que hay que llamar a tener cuidado, a estar atento, pero sin miedo. Hay que prevenir para no lamentar. Esto es lo que quería decir.
Venancio Pallauta
(Foto de referencia)