Aún quedan resabios del olor a progreso por las calles del glorioso. La industria pesquera está en decadencia con el exterminio de la anchoveta, abriendo paso a la industria minera en la Pampa del Tamarugal. Sin embargo, su gente se resiste a la globalización y a la llegada del retail. Devota de las tradiciones y costumbres de antaño, como ir a las galerías, realizar las compras en los negocios atendidos por sus propios dueños; el señor Rossi por ejemplo o el señor Zolezzi del Bazar Obrero.
Mis recuerdos en la década de los 90 tienen el nombre de la música grunge, la franela y los bototos. Iba a la «Pink», a la «P’haros» y al «Tradición» de calle Sargento Aldea. Los carretes le llamaban «Pateos», fumabas cigarros Life y las últimas chauchas las ocupabas en la micro para ir al colegio, la Zofri o la universidad. La taquilla se concentraba en el «Loquillo House» y en la «Choza». También comprábamos recortes de chumbeque en «M.Koo», en calle Ramírez, lo cual provocaba una sed tan grande, que extrañabas beber una chusmiza papaya de antaño. Calle Vivar, que en el Iquique peruano se llamaba «Ayacucho». Nace al pié de la Estación del Ferrocarril Salitrero y es también una de las calles más pintorescas desde su comienzo hasta el final, pues en ella se encuentra todo el comercio al por menor. Antiguamente estaba la residencia del general boliviano don José Manuel Rendón. Hállase también la «Sociedad Industrial de Tabacos»; sucursal de los grandes almacenes de Capella ; la «Fotografía Elegante» y el Colegio «Don Bosco».
Destacamos también la “Botica y Droguería del Sol “(1911), ubicada en calle Vivar frente a Gorostiaga, cuyas cremas, jarabes, inyecciones, aguas y pomadas aliviaban heridas y los dolores. Década del setenta, la calle Vivar recuerda con la música de los “New Demons”, a la “Farmacéutica Farrú”, innovadora en modernas vitrinas y variedad en artículos de perfumería.“ La Farmacia Urquieta”, trae la memoria de mi abuelo, el cual compraba la Gillette y el infaltable hisopo. No obstante, un poco al norte, por ” Casa Solana “, “Helados Frico”, el “café Diana”, el “Decer” y » Casa Malagarriga», estaba una muy querida, me refiero a “Farmacias Victoria”, que antiguamente estuvo ubicada en calle Thompson con Vivar, donde estuvo Wrangler y hoy es una carnicería. Pero la que todos recordamos, en especial esta forastera iquiqueña es la que quedaba al frente de Vildoso. Siendo una niña, mientras a mi madre le vendían un jarabe, contaba una por una, cada monito de plumavit.
Calle Vivar, la pasarela de la moda de los 90, con la existencia de «Tiendas Sacco» y las prendas deportivas de todos los clubes deportivos. También de los trajes de baño Catalina y las alpargatas Iberia. Con prontitud se ve «Cooperativa Habitacoop», que antiguamente estuvo en calle Serrano, mi madre fue una activa dirigenta de esa institución , luchando por el sueño de la casa propia de cientos iquiqueños.
¡Oh!, mientras camino con mis amigas en dirección a «La Joven Ideal», vislumbro a mi hermano con sus amigos, riendo y degustando las mejores pizzas de la ciudad. El «café Diana», el «Splendid», Il Sorpasso» y el café «O stadio» están siendo tímidamente reemplazados por la comida gringa. Sin embargo, la nostalgia sobrevuela con las palomas al llegar a la esquina, punto neurálgico de artistas y parroquianos, me refiero al kiosko de don Manuel González, al frente de la plaza de los jubilados y la Municipalidad.
Sonia Pereira Torrico
Fotografía: Grupo «Añoranza de Iquique 2022»