Señor Director: Para muchas mujeres los esmaltes de uñas es un complemento necesario para cada día. Este cosmético surgió en la antigua realeza egipcia, donde las mujeres aplicaban un tinte negro sobre sus uñas, mientras que los colores más brillantes eran asignados a las familias reales y a las reinas de Egipto. Se dice que Cleopatra prefería el rojo oscuro y Nefertiti el tono esmalte de rubí.
Han pasado los años y hoy existen de todas las marcas y colores, transformándose en un cosmético del cual se comentan mitos y verdades.
Muchos piensan que el esmalte de uñas es tóxico, pero sólo hasta cierto punto lo es, ya que existen esmaltes de uñas con distintos componentes lo que recae directamente en la calidad del barniz y adhesión a la uña y sus efectos sobre ellas. El uso de disolventes en la fabricación de este tipo de productos para acelerar el secado de esmalte de uñas una vez aplicado, también podría ser eventualmente dañino para niños y embarazadas. Existen ciertas resinas (utilizadas para generar la película que posteriormente se une a la uña) que pueden generar sensibilidad en algunas personas, aunque la verdad es que en el mercado existen diferentes alternativas a estas sustancias.
Se debe tener mucha precaución con el tipo de productos que aplicamos sobre nuestras uñas, ya que la capa germinativa de la uña es muy activa y sensible a los agentes nocivos. Siempre es recomendable dejar “descansar” a nuestras uñas cada cierto tiempo y aplicar con masajes distintos aceites o cremas que humecten e hidraten la zona.
Lorena Baeza Mundaca
Académica Escuela Química y Farmacia U. Andrés Bello