Señor Director: Hace poco leí que los nombres más elegidos en el último tiempo son Emma y Mateo. Y, como tengo más años que la cocoa, tantos que soy del tiempo de las máquinas de escribir Underwood, la que ocupábamos en mi colegio y donde escribíamos con la letra Palmer.
El tema es que recordé algunos nombres de mis tiempos de niño y jovencito, estudiante y después en el trabajo, donde estuve 47 años. Si, pues. Antes se entraba en una empresa y se jubilaba en la misma, con medalla, reloj y foto en la revista interna.
Estos son los nombres que recuerdo: Lupercio, Tranquilino, Estarcicio, Benancio, Primitivo, Casimiro, Gualberto, Marcio, Tránsito, Cayetano, Celedonio, Anacleto, Benigno; Nicomedes, Justo, como mi tío que trabajó en Santa Laura; Eulalio, Patrocinio (que terminó su vida laboral en Mantos Blancos), Modesta, Clorinda, Dolores, Encarnación (Encarna, en la casa); Isolina, Felicinda, Petronila, Ofelia, Luzmira, Vitalia, Eduviges. Por supuesto, hay mucho más.
Fidelio González G.