Hoy hemos cumplido un año desde que comenzaron a aparecer los primeros casos de Covid 19 en nuestro país. Y ahora empezamos a convivir con otra nueva versión.
Gracias a Dios ya disponemos la anhelada vacuna, la cual ha comenzado a aplicarse con prioridad en ciertos grupos de la población.
Esperemos que en un tiempo prudente pase a ser parte de los anales de la historia mundial y volvamos a la normalidad.
Pero lamentablemente, no es la única pandemia que nos está golpeando. Me refiero a la pandemia de la delincuencia, la cual ha llegado a un estado en que prácticamente se hace inmanejable.
Es verdaderamente chocante ver un descontrol generalizado de la delincuencia. Y no es solo de hoy.
Revisando las cifras oficiales puede señalarse que el año 2019 hubo alrededor de 190 mil casos de delitos dentro de las clasificaciones de robos violentos, delitos con lesiones leves, graves y gravísimas, lesiones con armas y homicidios.
Ya no se sabe bien cuál pandemia nos está azotando de peor manera.
Y digo ya no se sabe mucho, porque además hay que adicionar a este cóctel de problemas, una tercera pandemia, cual es la pandemia que de alguna forma estaba subvaluada, me refiero a la pandemia del hacinamiento y de la pobreza.
La respuesta me parece clara, una es coyuntural y sanitaria, la otra nos afecta ya por muchos años en Chile.
Por la pandemia sanitaria se han conformado mesas de trabajo, de diálogo y de acuerdos importantes, que entre otras cosas se han traducido en apoyar al sector más vulnerable de la población con fondos directos a sus cuentas, y ahora desde hace un mes, con vacunas.
Sin embargo, sobre la pandemia de la delincuencia y la social vemos muchas acciones, pero sin resultados concretos, creo que llegó el momento también de tratar la pobreza y carencia oculta, junto con la delincuencia como una pandemia y que se generen (pero de verdad) las acciones que permitan eliminarlas con el mismo esfuerzo y sentido de urgencia que estamos empleando para vencer al Covid.
Todos juntos, como una sociedad civilizada y los políticos, poder judicial y policías alineados bajo un solo objetivo común, superar la delincuencia de una vez por todas.
Analizamos día a día los contagios de Covid, incluso por todos los canales de televisión, por que no analizamos todos los días por los mismos medios la evolución diaria de la pobreza y la delincuencia (y no dejarla ahí bajo la alfombra), y que las autoridades responsables den cuenta respecto de qué medidas se tomarán para empezar a bajar de una vez por todas estos vergonzosos guarismos.
Hernán Cortez Baldassano
Ingeniero Civil U de Chile