Los parisinos han podido hacer realidad este sábado uno de sus sueños con la recuperación de las aguas del Sena para el baño, en un día histórico para la ciudad tras 102 años de prohibición.
Cientos de personas, tanto residentes como turistas, han aprovechado ya la apertura de tres zonas de baño: en el centro histórico frente a la isla de San Luis, en el muelle de Grenelle y en Bercy, para poder disfrutar de un nuevo placer vetado a los parisinos desde 1923.
«Ha estado genial, muy bien, perfecto», describía a EFE Sébastien, un parisino de nacimiento que no dejaba de buscar palabras para describir sus sensaciones al salir del río.
La seguridad está garantizada por numerosos socorristas. Además, los bañistas deben llevar obligatoriamente una boya amarilla como la que usan los nadadores en aguas abiertas. Véronique, la parisina que hoy fue de los primeros probar el río que ha visto toda su vida, lanzó también una invitación: «Está muy bien para los turistas que nos visitan, que puedan decir que se han bañado en el Sena. Es excepcional».