Una procesión por los alrededores de la localidad y la entrega de ofrendas en la gruta de San Pedro, el patrono de los pescadores, realizó la comunidad educativa del jardín infantil Mar de Colores de caleta Chanavayita, como inicio de la tradicional fiesta religiosa.
Acompañados del equipo educativo, familias, alumnos del colegio, representantes de la comunidad y al ritmo de una banda de bronce, los párvulos caminaron hasta la gruta cargando al santo donado por la junta de vecinos.
La iniciativa busca que los párvulos aprendan la cultura y las tradiciones que existen en su entorno, potenciando de esta forma el Proyecto Educativo Institucional, PEI del jardín infantil: la Cultura Local.
“Dentro de nuestro PEI estamos resaltando la cultura local, por lo que esta iniciativa es súper importante para fortalecer nuestro sello. Es relevante que los niños y niñas comprendan el real significado de la fiesta y así estén en sintonía con sus padres, porque es una tradición totalmente popular que festeja toda la comunidad”, señaló Evelyn Hernández, directora (s) del jardín.
En la oportunidad, además de la comunidad educativa, participaron redes comunitarias, como Carabineros, alumnos del colegio Chanavayita, representantes de la junta de vecinos y del sindicato de pescadores de la localidad, quienes apoyaron en el trayecto, además de los músicos de la banda de bronce “Los Poderosos”.
Luis Cortes Reyes, presidente de la junta de vecinos San Pedro, manifestó “es bonito que los niños abran esta fiesta y que hoy día conozcan la cultura popular, para nosotros como papás es demasiado importante que ellos vibren como lo hacemos nosotros”.
Yocelin Sanhueza, en tanto, directora regional de Integra, explicó “la iniciativa promueve la importancia de la cultura local y resalta los diferentes oficios tradicionales de la localidad, como los recolectores de huiro, pescadores y mariscadores, entre otros, lo que permite sensibilizar a los niños y niñas en torno a los valores de respeto y amor por el lugar donde ellos pertenecen”, precisó.
Los niños y niñas, en compañía de sus apoderados caminaron hasta el altar ubicado en la gruta, para dejar las ofrendas preparadas durante la semana por cada uno de los niveles educativos, finalizando la experiencia con una convivencia y una exposición de trabajos.