- Existen variados estudios que ratifican que las comunidades que no disponen energía, se ven sumidas en la pobreza.
- Disponer energía permite acceder a servicios, cultura, educación y desarrollo de actividades productivas que permiten ingresos económicos.
- Es una necesidad imperiosa, ética y moral, proveerles energía a las comunidades rurales aisladas.
No hay duda alguna de que no es posible lograr un razonable desarrollo económico y social de la población, sin acceso a energía. Así lo ratifican todos los estudios nacionales e internaciones disponibles.
En los países en vías de desarrollo, en los cuales se concentran los mayores porcentajes de personas que carecen de acceso a fuentes de energías baratas y abundantes, es especialmente importante disponer de electricidad, en caso contrario su pobreza se perpetúa.
En estos países, para satisfacer sus requerimientos de cocina y calefacción, utilizan recursos fósiles y carbón, insumos que lamentablemente producen un importante nivel de contaminación del aire, generándose un círculo vicioso del problema.
Como ejemplo, en algunos países de África al sur del Sahara, menos del 5% de las familias rurales cuenta con electricidad. De mantenerse sus actuales tasas de electrificación, se estima que más del 50% de los hogares de toda la región seguirá sin energía eléctrica en el año 2050. Suena increíble en estos tiempos que vivimos.
La OMS estima que más de 3.000 millones de personas usan leña, estiércol, carbón y otros combustibles tradicionales en el interior de las viviendas para cocinar. Se podrán imaginar la contaminación del aire en esos espacios interiores, la que es responsable de la muerte de más de 1,5 millones de personas al año.
El acceso a la electricidad podría resolver los problemas comentados y, al mismo tiempo, permitiría a las familias leer de noche, refrigerar la comida para que no se les descomponga o usar una computadora para conectarse con el mundo.
Además, podrían generarse emprendimientos productivos que generen ingresos económicos para sus familias y, aquellas empresas que ya funcionan, podrían ser más competitivas, lo que alentaría la generación de empleo y el crecimiento económico.
Contar con servicios de energía confiable y de costo razonable para la agricultura, la industria, la pesca artesanal, el comercio y el uso doméstico; es fundamental para aumentar la productividad y la producción, y también, para elevar el nivel de bienestar de nuestros compatriotas en situación de pobreza. Es un imperativo ético y moral en definitiva.
Hernán Cortez Baldassano, Ingeniero Civil U de Chile.
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