Señor Director: Con el traslado reciente de los yacarés al Parque Metropolitano en Santiago recordé a un delfín que estuvo largo tiempo solitario en la piscina Alcalde Godoy.
Lo tenían en una pileta que estaba en pésimo estado en el lado noroeste de la piscina central. Cuando lo vi, sentí una pena inmensa, corrían los años 90. Al comienzo recuerdo que eran dos especies marinas, pero al fin quedó sólo «Meñique». Y, de verdad, no recuerdo qué pasó con él, pero al verlo en esa pequeña pileta fue muy doloroso para mí.
Tampoco supe qué pasó con los lobos que actuaban en una estructura (El Palacio de los Lobos) que todavía está en Cavancha (sin funcionar) y que parece que seguirá ahí «adornando» el paisaje.
Ahora que leí del tema de los yacarés, reflota el viejo dicho que dice: «Pastelero a tus pasteles». Y aunque puede que hayan estado a cargo de especialistas, los recursos que se necesitan para atenderlos deben ser altísimos y, supongo, que el municipio tiene otras prioridades como los Cesfam, por ejemplo. También recuerdo que eran más de dos yacarés.
Wenceslao Freize E.








