La reciente canonización de los jóvenes italianos Carlo Acutis y Pier Giorgio Frassati por parte del papa León XIV en la Plaza de San Pedro ha puesto en relieve el riguroso proceso que la Iglesia Católica sigue para declarar santos a sus fieles.
Según explica Anastasía Assimakópulos, abogada experta en derecho canónico y académica de la Facultad de Derecho de la Universidad de los Andes (UANDES), “la canonización es un procedimiento regulado estrictamente por el derecho canónico y que se asemeja a un juicio, con distintas etapas, tribunales, teólogos, científicos y testigos que analizan de manera exhaustiva la vida y virtudes del candidato”.
DETALLES DEL PROCESO
El largo proceso comienza una vez transcurridos al menos cinco años desde la muerte de la persona. “El obispo de la diócesis donde falleció evalúa la fama de santidad y la práctica heroica de virtudes. Posteriormente, la Congregación para la Causa de los Santos examina a fondo su vida, escritos y testimonios, declarando al candidato venerable si se confirma su vida ejemplar”, detalla la especialista.
La siguiente etapa exige la comprobación de un milagro atribuido a su intercesión, generalmente una curación instantánea, perfecta, duradera y científicamente inexplicable. “Una vez aprobado por el papa, se concede la beatificación, que autoriza su veneración local. Para llegar a la canonización, se requiere un segundo milagro, tras lo cual el papa declara de forma infalible que la persona está en el cielo y la propone como ejemplo para toda la Iglesia”, señala Assimakópulos.
“La diferencia entre beatificación y canonización es clara: mientras la primera permite la veneración local, la segunda universaliza el culto y el testimonio del nuevo santo”, concluyeAssimakópulos.
De este modo, con la canonización de Carlo Acutis y Pier Giorgio Frassati, la Iglesia Católica reconoce oficialmente a dos jóvenes que, con su vida y ejemplo, son ahora referentes espirituales para creyentes en todo el mundo.